Hoy amanecí alegre y con ganas de sonreírle al mundo. Me miré al espejo y di gracias a Dios porque estoy vivo. Me preparé el desayuno del que tanto tenía antojo desde hace tiempo, y que no creía merecer. Estoy dispuesto a tirar mis cigarros, pastillas, alcohol y cualquier otro tipo de drogas; quiero dejar todos mis vicios... amo mi cuerpo y por eso comenzaré a respetarlo. Me pondré a estudiar para obtener cosas que realmente valgan la pena. Llevaré mi mejor traje a la tintorería y saldré a conseguir un buen trabajo, la vida parasitosa ha quedado atrás... estoy convencido. Empezaré a dormirme temprano, haré ejercicio y cuidaré mi manera de tragar; una vida sana es una vida feliz. Dejaré de evadir las relaciones serias y comenzaré a creer en el amor. Asistiré a la iglesia aún cuando no soy católico, me comunicaré con mi Dios a través del Dios que le ha sido presentado a la humanidad: oraré y daré gracias por lo que tengo, tomando en cuenta que siempre habrá gente en peores condiciones que la mía. Dejaré de engancharme en pleitos y discusiones, he entendido que los malos pensamientos y la violencia sólo nublan la pureza del alma... de ahora en adelante, pondré la otra mejilla. Aprenderé a ser más tolerante y a no preocuparme porque las cosas no me salen bien a la primera, confío en que la vida tarde o temprano me dará lo que necesito... no me atormentaré más.
Asimismo, no pretendo ser ningún títere del destino (aunque eso parezca)... Si la ocasión lo amerita, actuaré con firmeza y defenderé lo mío. No pienso ser un zombie alegre, simplemente quiero vivir en armonía con la vida y con el alma tranquila.
Hoy daré inicio a una nueva vida, tan llena de dicha que parecerá dirigida por Frank Capra. Plantaré un árbol y rescataré un perrito de la calle:
¡Qué bello es vivir!