lunes, 10 de noviembre de 2014
SUN TZU dice
La victoria completa se produce
cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se
prolonga durante mucho tiempo, y en cada caso el enemigo es vencido por el
empleo de la estrategia. Así pues, la regla de la utilización de la fuerza es
la siguiente: si tus fuerzas son diez veces superiores a las del adversario,
rodéalo; si son cinco veces superiores, atácalo; si son dos veces superiores,
divídelo. Si tus fuerzas son iguales en número, lucha si te es posible. Si tus
fuerzas son inferiores, manténte continuamente en guardia, pues el más pequeño
fallo te acarrearía las peores consecuencias. Trata de mantenerte al abrigo y
evita en lo posible un enfrentamiento abierto con él; la prudencia y la firmeza
de un pequeño número de personas pueden llegar a cansar y a dominar incluso a
numerosos ejércitos. Este consejo se aplica en los casos en que todos los
factores son equivalentes. Si tus fuerzas están en orden mientras que las suyas
están inmersas en el caos, si tú y tus fuerzas están con ánimo y ellos
desmoralizados, entonces, aunque sean más numerosos, puedes entrar en batalla.
Si tus soldados, tus fuerzas, tu estrategia y tu valor son menores que las de
tu adversario, entonces debes retirarte y buscar una salida. En consecuencia,
si el bando más pequeño es obstinado, cae prisionero del bando más grande. Esto
quiere decir que si un pequeño ejército no hace una valoración adecuada de su
poder y se atreve a enemistarse con una gran potencia, por mucho que su defensa
sea firme, inevitablemente se convertirá en conquistado. Si no puedes ser
fuerte, pero tampoco sabes ser débil, serás derrotado. Los generales son
servidores del Pueblo. Cuando su servicio es completo, el Pueblo es fuerte.
Cuando su servicio es defectuoso, el Pueblo es débil. Así pues, existen tres
maneras en las que un Príncipe lleve al ejército al desastre. Cuando un
Príncipe, ignorando los hechos, ordena avanzar a sus ejércitos o retirarse
cuando no deben hacerlo; a esto se le llama inmovilizar al ejército. Cuando un
Príncipe ignora los asuntos militares, pero comparte en pie de igualdad el
mando del ejército, los soldados acaban confusos. Cuando el Príncipe ignora
cómo llevar a cabo las maniobras militares, pero comparte por igual su dirección,
los soldados están vacilantes. Una vez que los ejércitos están confusos y
vacilantes, empiezan los problemas procedentes de los adversarios. A esto se le
llama perder la victoria por trastornar el aspecto militar. Si intentas
utilizar los métodos de un gobierno civil para dirigir una operación militar,
la operación será confusa. Triunfan aquellos que: Saben cuándo luchar y cuándo
no.