Tristeza 4.3: octubre 2018

Crecí en una familia atómica que nunca me inculcó religión y que tampoco se habló de derechos humanos, no obstante en mi casa todos tenían su lugar y nunca se hicieron comentarios ofensivos o denigrantes hacia algún sector. Y así fue mi infancia y nunca tuve que enfrentar un problema de minorías y nunca vi que existiera una problema mundial, es decir, desde chico di por hecho que todos somos iguales, mujeres, indígenas, negros, gays, etc.

Lo que no me puedo explicar, es por qué mínimo en el ambiente en que me desarrollé (colonia, escuela, familia) no hay una replica a los valores en los que me formé. Que mal que no todos vean de manera natural los derechos que todos debemos de gozar.