Me gustaría invertir los papeles por un rato
y que fueras tú el que echa de menos.
No hay ni una sola parte de mi cuerpo
que quiera que vuelvas, salvo un minúsculo nudo
que aparece de vez en cuando
cuatro dedos por encima del ombligo.
Parece que quiere salir
y no le importa
lo que tenga que atravesar para conseguirlo.
No quiero que vuelvas,
pero qué mal llevo
que no te acuerdes de mí.
Libro: Cada noche te escribo.