jueves, 31 de julio de 2008
miércoles, 30 de julio de 2008
martes, 29 de julio de 2008
Sangre azul
Regreso de donar sangre, proceso que me llevó más de tres horas (supongo que así es el proceso para los que somos de sangre azul).
Trabajadora social: Tienes alguna enfermedad o algún dolor.
Yo: Lo único que tengo roto es el corazón.
Ella: ¡Bueno! Ese no es ningún problema, se puede arreglar en este momento.
Yo: Glup!
Después de 2 horas regresé con ella para el trámite final.
Ella: Toma asiento Eduardo.
Yo: ¿Sabes mi nombre?
Ella: No es fácil olvidar un corazón roto.
Yo: Eso es verdad. mmmmmmm, ya me voy.
Ella: Ven cuando quieras.
¡Maldición! ¿Por qué esa señora mayor de 40 si se animó y el sábado en la disco ni una colegiala me hizo caso? Y eso que yo estaba bien sexy.
Mmmmmmmm, como que ya no me gustó este post.
Princesas y Luchadores
Robledo me había llamado esa tarde para citarme en su casa.
—Pero es Nochebuena —le dije.
—También es una noche para los amigos —respondió—. Además, Nacho ya dijo que sí.
En la mesa se erguían dos botellas de tequila; una de ellas casi la habíamos vaciado, sobre todo Robledo, que bebía con más prisa que gusto. Entre trago y trago me enteré de que en un principio Nacho tampoco había querido asistir, pero Robledo lo convenció con el mismo argumento: Toscana ya dijo que sí.
La bolsa de papas fritas que llevé por no llegar con las manos vacías continuaba intacta, cerrada sobre una silla, como un invitado más.
—No entiendo qué niño puede desear una pista Hot Wheels —dijo Nacho—. Los coches no alcanzan a dar ni una vuelta antes de accidentarse.
Era un comentario natural en Nacho, que se consideraba un abanderado contra el consumo. Decía otras cosas, como: si yo fuera un consumidor promedio, todos los comercios se irían a la quiebra; o bien: en mi época recibíamos un balón de futbol y nos hacíamos hombres, ahora reciben un juego electrónico y se hacen idiotas. Y hablaba con el desparpajo de un soltero, a salvo de una mujer que le exigiera el gasto, de unos hijos que pidieran una pista o un juego electrónico para Navidad.
—En estas fechas todo se justifica —Robledo dio otro trago de tequila— con tal de ver la sonrisa de un niño.
Nacho y yo nos miramos, incrédulos. Robledo nunca se expresaba de ese modo y su ya patente borrachera no servía como excusa. Mucho menos porque cinco meses atrás lo habían echado de la mueblería donde trabajaba, y para un desempleado la Navidad se convierte en un problema mayor que el cobrador de la renta.
—Ahora vuelvo —dijo Robledo, y subió las escaleras rumbo a su recámara.
—¿Qué le pasa a este güey? —preguntó Nacho.
Yo alcé los hombros y miré de nuevo mi reloj.
—Las nueve —dije—. Ya me tengo que ir.
Tomé la bolsa de papas, pues la cena de Nochebuena se haría en mi casa, con la familia de mi mujer.
—Yo también me largo —dijo Nacho.
Alcé la voz para llamar a Robledo; él entreabrió la puerta y nos pidió que lo esperáramos un minuto.
Nacho y yo nos acercamos a la puerta. Imaginé que Robledo nos daría un regalo y eso, en vez de halagarme, me molestó. Yo no tenía nada para él, y yo sí tenía empleo.
Apareció en la cima de las escaleras, con traje de Santa Clos y un costal a su espalda; luego bajó con cierta torpeza, riendo sin felicidad. Robledo era gordo, de piel blanca y casi totalmente calvo. Su frente sudorosa reflejaba el foco de la sala. El disfraz le iba bien, pero me incomodaba ver a mi amigo vestido de ese modo.
—No seas imbécil —le gritó Nacho.
Me pregunté cuál sería el plan de Robledo. ¿Para qué había invitado a sus dos amigos? ¿Qué contenía ese costal? Si recibir un regalo me resultaba molesto, la cosa empeoraba si para eso había que representar un acto con Santa Clos. ¿Qué nos pediría? ¿Que nos sentáramos en sus piernas? Sin una respuesta satisfactoria, sólo pensaría que Robledo nos quiso echar a perder la Nochebuena. Nacho se acercó a mí para susurrar:
—Me deprime.
Yo asentí. El efecto de alegría que me había transmitido el alcohol se extinguió. Robledo se acercó a la mesa, se desplomó en la silla y bebió el resto de tequila en la botella. Dejó caer el costal y algunos juguetes se desparramaron por el suelo. Vi luchadores de plástico, princesas de goma; ambos de una pieza, sin articulaciones.
—La esposa de mi ex patrón sostiene un hospicio —dijo sin alzar la vista—. Me pidió que le ayudara.
—¿Y tu mujer qué opina de esto? —pregunté—. ¿Qué dicen tus hijos?
Él se llevó índice y pulgar a la boca para sacarse una pelusa de la barba sintética pegada en la lengua.
—No tienen por qué saberlo —respondió.
Abrió la otra botella, pero no se sirvió. Mientras se ajustaba la chaquetilla y aflojaba el cinturón, mencionó la alegría de los niños, el significado de la Navidad, la tristeza de quienes en esa noche no tienen a sus padres. Algo contó sobre su propia infancia, pero ya no le puse atención.
—¿Cuánto te van a pagar? —irrumpió Nacho.
—No es por el dinero —respondió Robledo.
Me sentí mal por la bolsa de papas en mis manos. La deposité en la silla. Nacho sacó su cartera y tomó unos billetes; los arrugó y los arrojó sobre la mesa.
—Toma —dijo— y evítate el ridículo.
La actitud de Nacho me pareció cruel, pero justa. Por eso yo también saqué mi cartera y puse en la mesa tres billetes.
Robledo se pudo haber molestado, pudo echarnos de su casa, pero resultaba imposible mostrarse digno dentro de un traje de Santa Clos. Por eso nos acompañó a la puerta.
—Feliz Navidad —dijo.
Nacho se montó en su auto y arrancó. Yo volteé hacia Robledo antes de entrar en el mío.
—¿Te llevo a algún lugar?
—No —respondió—. El hospicio del padre Plancarte está a cinco calles de aquí; me voy caminando.
Cuando me detuve en el semáforo de la esquina miré por el retrovisor. Robledo continuaba ahí, ondeándome un adiós.
*
Mi hijo mayor abría el regalo que le dieron sus tíos, un soldado equipado para misiones especiales, cuando sonó el teléfono. Era Josefina, la mujer de Robledo.
—¿Sabes dónde está? —dijo luego de los saludos.
—No lo he visto —respondí, y de inmediato me arrepentí de mi mentira. Hubiera bastado con decirle que estuvimos juntos alrededor de las nueve.
—Me dijo que tenía que hacer un trabajo —explicó Josefina—, pero me aseguró que estaría aquí antes de las once.
Vi mi reloj. Eran las doce y cuarto. Ella me comentó que toda la familia estaba reunida en casa de un hermano de Robledo, y sólo esperaban su llegada para abrir los regalos.
—Entonces no debe de tardar.
Terminamos la conversación con la promesa de llamarnos si nos enterábamos de algo. Regresé a la sala, donde una de mis cuñadas decía "qué preciosidad" cuando la abuela Marica quitó la envoltura a una bola de cristal con la Venus de Milo dentro.
Caí en la cuenta de que el siguiente paso de Josefina sería llamarle a Nacho; entonces corrí al teléfono y marqué su número. Estaba ocupado. Quizá Nacho le contaría que estuvimos bebiendo, y Josefina se preguntaría el porqué de mis mentiras. Continué marcando el número una y otra vez hasta que pasó la llamada. Por suerte resultamos igual de mentirosos y se había mantenido en secreto nuestra reunión con tequila y el hospicio del padre Plancarte.
—Vamos a buscarlo —le dije.
Acordamos que pasaría a recogerlo en quince minutos. Mi mujer puso una serie de objeciones, pero al fin la convencí. Cuando me dirigía a la puerta alcancé a escuchar que mi cuñada otra vez decía "Qué preciosidad".
*
Estacioné el auto frente al hospicio del padre Plancarte e hicimos sonar la campana de la verja. Luego de unos segundos se asomó la cabeza de una monja.
—Disculpe —le dije—. Buscamos al padre Plancarte.
—Así se llama el hospicio —respondió la monja—, pero hace más de ochenta años que el padre Plancarte está con el Señor.
La monja se aproximó a la verja con un gesto que se adivinaba severo a pesar de la oscuridad.
—¿Ustedes tienen que ver con el Santa Clos que nos dejó plantados? Los niños se fueron a dormir muy tristes.
En la segunda planta se menearon las cortinas. Los niños aún esperaban.
—Sólo eran unos muñecos de plástico —Nacho alzó la voz.
Quedamos un rato en silencio, los tres esperábamos a que hablara cualquiera de los otros dos.
—Hubo tamales y chocolate caliente —dijo la monja—. No la pasamos tan mal.
Me dieron ganas de arrojarle unos billetes tal como se los habíamos arrojado a Robledo. Hace falta muy poco dinero para llenar un costal con luchadores y princesas.
*
Nos dirigimos a casa de Robledo, despacio, haciendo pausas en cada esquina, mirando a un lado y a otro, pensando que tal vez la borrachera lo había tumbado en cualquier banqueta y dormía con su costal como almohada; sin gorra, sin barbas, descamisado por el calor.
Nada.
Llegamos a su casa y tocamos alternativamente la puerta y el timbre.
Nada.
Por la cortina entreabierta distinguimos que faltaba la segunda botella de tequila. No había rastros de Robledo ni del costal con juguetes. El dinero seguía sobre la mesa; la bolsa de papas, sobre la silla.
—No puede estar muy lejos —dijo Nacho.
Y abordamos el auto para rondar en la cuadrícula del barrio.
—Robledo no nos citó en su casa para festejar la Nochebuena, ni para que bebiéramos tequila, ni para regalarnos un luchador de plástico.
Nacho me miró sin saber de qué le hablaba. Doblé a la derecha por una calle oscura, otra calle oscura como cualquiera por ese rumbo. Creí distinguir la silueta de una persona en el suelo, pero se trataba de unas bolsas de basura.
—Hubiera bastado una palmada en la espalda —continué—. Si no contaba con su familia al menos nos tenía a nosotros.
Nacho asintió, pero no supe si era una seña afirmativa o el mero vaivén de la cabeza porque en ese momento una de las llantas pasó por un bache.
—¿Alguna vez te contó por qué lo echaron de la mueblería?
—No —respondió.
Tampoco a mí me lo había contado, pero una vez me confió que echaba de menos su empleo, que le gustaría volver.
Divisé a una persona en la acera y detuve el auto. Pronto distinguí que no era Robledo; se trataba de un hombre que sacaba varios paquetes de la cajuela de su auto. Asomé la cabeza para preguntarle si había visto a una persona con traje de Santa Clos. El hombre respondió que no y yo reanudé la marcha.
—Ya son cinco meses sin empleo.
Seguro Nacho no quería pensar en el asunto, porque me dijo:
—Santa Clos se vería mejor vestido de azul.
—Tal vez —dije—. Pero sería más difícil hallarlo en la noche.
—La figura de Santa Clos es como la de Dios que pintan en las iglesias —dijo Nacho—, sólo que Dios nunca sonríe.
Frené en seco.
—Mira.
—¿Qué? —preguntó Nacho—. ¿Lo encontraste?
Bajé del auto y me apresuré hacia el punto donde caía la luz de los faros sobre la calle. En un radio de dos metros yacían tres luchadores y una princesa. Los recogí y revisé los alrededores, echando un vistazo bajo los autos estacionados, en los portales de las casas, entre algunos arbustos.
Regresé al auto, entregué a Nacho los juguetes y arranqué. Él tomó dos luchadores y simuló una pelea entre ellos. Un luchador tenía máscara y mallas rojas; el otro, azules.
*
Llevábamos casi dos horas rondando por las mismas calles, pero me negué a ir más lejos. Nos detuvimos frente a un teléfono público y llamé a mi mujer. No había noticias de Robledo; Josefina no había vuelto a llamar.
—Ya es hora de que regreses —me dijo—. Tus hijos te esperan.
Le aseguré que sólo daríamos una vuelta más; media hora a lo sumo.
Pasamos de nuevo frente a casa de Robledo. Nada. Me detuve en la siguiente esquina, junto a un muro de luces parpadeantes. Eran mentiras de mi mujer: mis hijos no me esperaban; acaso estaban durmiendo, acaso el mayor pensaba en su soldado equipado para misiones especiales y el menor en otra cosa. La abuela Marica procuraría un accidente para romper la Venus de Milo. Cerré los ojos un instante. Tal vez la monja también mintió y no hubo tamales ni chocolate caliente.
El luchador de mallas rojas había perdido; ahora peleaba el azul contra el verde.
No sé cuántas vueltas más dimos. La media hora se alargó; supe que mi mujer estaría furiosa, pero seguimos buscando hasta que comenzó a amanecer, hasta que llegó la hora de aceptar nuestro fracaso.
Aunque Nacho tenía los ojos abiertos, yo sabía que soñaba. En sus manos la princesa besaba al luchador verde, el vencedor, que continuaba en su pose retadora, puños cerrados, piernas abiertas, rodillas un poco flexionadas, la única pose de un plástico inmóvil, incapaz de abrazar a la mujer amada. Pero ella igual lo besaba y Nacho sonreía como un huérfano.
David Toscana
lunes, 28 de julio de 2008
Valor
domingo, 27 de julio de 2008
Finales
No cuento la historia ya que es muy predecible: EU, Iraq, Afganistán, Indonesia, Torres Gemelas. Bien geopolítico el asunto.
sábado, 26 de julio de 2008
La porrista
viernes, 25 de julio de 2008
jueves, 24 de julio de 2008
He aprendido que...
es perfecto
hasta que no te enamoras.
He aprendido que....la
vida es dura
pero yo lo soy más!!
He aprendido que...las
oportunidades no se pierden nunca
las que tu dejas
marchar...las aprovecha otro.
He aprendido que...cuando
siembras rencor y amargura
la felicidad se va a otra
parte.
He aprendido...que
necesitaría usar siempre palabras buenas...
porque mañana quizás se
tienen que tragar.
He aprendido...que una
sonrisa es un modo económico
para mejorar tu aspecto.
He aprendido...que no
puedo elegir como me siento...
pero siempre puedo hacer
algo.
He aprendido que...cuando
tu hijo recién nacido
tiene tu dedo en su
puñito...
te tiene enganchado
de por vida.
He aprendido que...todos
quieren vivir en la cima de la montaña...
pero toda la felicidad
pasa mientras la escalas.
He aprendido que...se
necesita gozar del viaje
y no pensar sólo en la
meta.
He aprendido que...es
mejor dar consejos sólo en dos circunstancias...
cuando son pedidos y
cuando de ello depende la vida.
He aprendido que...cuanto
menos tiempo derrocho...
más cosas hago.
miércoles, 23 de julio de 2008
martes, 22 de julio de 2008
In memoriam Cesare Pavese y Salvador Elizondo
Cuando vayas al sur
Y yo venga del oriente…
Cuando bebas en la Rumorosa
tres gotas de agua cristalina
Y yo aquiete entre las manos
los cabellos de la niña no nacida…
Cuando levantes la mirada
Y yo baje al hipogeo de la memoria…
Vendrá la muerte y no sabremos
De quién serán los ojos.
Filiberto Cruz Obregón
Tuxtla Gutiérrez, 13 de junio de 2008
Obedecer la ley
lunes, 21 de julio de 2008
Duda
domingo, 20 de julio de 2008
Finales
viernes, 18 de julio de 2008
Juno
La versión completa y con mejor audio aqui.
Kimya: You're a part time lover and a full time friend
The monkey on you're back is the latest trend
Adam: I don't see what anyone can see, in anyone else
But you
Adam: I kiss you on the brain in the shadow of a train
I kiss you all starry eyed, my body's swinging from side to side
I don't see what anyone can see, in anyone else
But you
Kimya: Here is the church and here is the steeple
We sure are cute for two ugly people
I don't see what anyone can see, in anyone else
But you
Adam: The pebbles forgive me, the trees forgive me
So why can't, you forgive me?
I don't see what anyone can see, in anyone else
But you
Kimya: I will find my nitch in your car
With my mp3 DVD rumple-packed guitar
I don't see what anyone can see, in anyone else
But you
Both:
Du du du du du du dudu
Du du du du du du dudu
Du du du du du du dudu du
Kimya: Up up down down left right left right B A start
Just because we use cheats doesn't mean we're not smart
I don't see what anyone can see, in anyone else
But you
Adam: You are always trying to keep it real
I'm in love with how you feel
I don't see what anyone can see, in anyone else
But you
Kimya: We both have shiny happy fits of rage
You want more fans, I want more stage
I don't see what anyone can see, in anyone else
But you
Adam: Don Quixote was a steel driving man. My name is Adam I'm your biggest fan
I don't see what anyone can see, in anyone else
But you
Kimya: Squinched up your face and did a dance
You shook a little turd out of the bottom of your pants
I don't see what anyone can see, in anyone else
But you
Both:
Du du du du du du dudu
Du du du du du du dudu
Du du du du du du dudu du
But you
Odio tanto que...
También odio que las viejas presuman de su belleza, las verdaderas mujeres bellas no tienen que presumir, ellas están seguras de que son bellas.
jueves, 17 de julio de 2008
Educar
Carlos Monsiváis.
miércoles, 16 de julio de 2008
Miercoles musical
Su primera vez, ella 19 y yo 26. ¿Qué onda con estos vídeos? ¿Por qué los gruperos siempre salen en los vídeos con unas chicas bien chidas si ellos están bien gachos?
Acepto reclamos, hoy si no hubo recomendaciones que valieran la pena.
martes, 15 de julio de 2008
lunes, 14 de julio de 2008
Independencia
Conservamos el escudo sólo para fines de mercadotecnia. Ustedes pueden crear su propia bandera aquí.
sábado, 12 de julio de 2008
viernes, 11 de julio de 2008
Karma
En pasadas semanas le esuché dos veces a Elsy decir que hay algo en el mundo que se llama Karma y que en algun momento vamos a pagar por las mamadas que hagamos en la vida. Ese tipo de frases las he escuchado desde niño, pero la manera en como ella lo dice si me asusta.
Hoy nuevamente comenta algo sobre aquellas personas que han hecho algo mal a otros, fuck, me quedó el saco bien bonito, así que por miedo o precaución prometo portarme bien con el mundo. Ni modo.
Odio tanto que...
Que por más que intente no dar mordidas o no ser tranza y ser un buen ciudadano y hacer las cosas bien, simplemente no se pueda.
Que en la calle circulen coches que expulsan nubes de esmog y tengan calcomanía cero.
Que no cumplan con las fechas de construcción en la colonia donde vivo.
Que Calderón no cumpla sus promesas (bueno ni voté por él pero igual y me molesta).
También odio.
La Tenencia y la Verificación que sólo es una forma más para sacarte dinero.
Estar enfermo.
jueves, 10 de julio de 2008
La vida
miércoles, 9 de julio de 2008
Para Diana
En realidad solo la pongo porque a mi también me gusta.
Feliz cumpleaños treinta-ñera.
martes, 8 de julio de 2008
A morir no se aprende
No entiendo
1. ¿A quién le pudo haber gustado eso hace años?
2. ¿Hay alguien en el mundo que actualmente le continúe gustando eso?
3. Los integrantes, ahora ya adultos ¿tendrán dignidad?
4. ¿Los integrantes podrán ver a sus hijos directamente a los ojos?
5. ¿Por qué pasan esa basura en TV?
6. ¿Por qué yo vi eso?
7. ¿Por qué se los hice ver a ustedes?
Para Isabel
lunes, 7 de julio de 2008
Transnacionales
Acá la foto.
Entre otras “interesantísimas” cosas (como por ejemplo explicarte los pasos para pedir correctamente una bebida; 1. vaso, 2. shots y tamaño, 3. jarabe, 4. leche y otros ingredientes y 5. el nombre de la bebida), hay un bonito capítulo titulado: Cómo, No te pongas nervioso al ordenar tu bebida.
Gracias señores gringos por tenernos paciencia.
domingo, 6 de julio de 2008
Finales
sábado, 5 de julio de 2008
viernes, 4 de julio de 2008
Amo tanto...
Su sonrisa
El primer mensaje al celular de madrugada
Su impecable ortografía y sintaxis
Su gusto musical noventero
Que me abrace cuando duerme
Que cruce la ciudad para verme
Su genialidad incomprendida
Sus chistes guarros
Sus manos gigantes
La manera como me mira cuando le explico algo
Su manera de hablar tan española
El primer beso
La primera cita
ya.
Variadito
No había comentado que en terrible lucha por conseguir un boleto para Madonna fracasé vilmente. Se siente más feo por saber que lo intentamos por diversos medios y simplemente fue imposible. Por si fuera poco, la falta de boletos ha desatado terribles peleas ("te hubieras quedado a dormir en la taquilla", "nuestra vida no vale nada sin Madonna y es tu culpa", "mi vida no vale nada y es mi culpa", "la vida no vale nada en general, y no podemos quemar Ticketmaster", etc.).
El lunes fue el final de temporada de Lost, fue emocionante saber la razón de porque no todos salieron de la isla, aunque ya queda descartada cualquier explicación razonada de lo que es la isla. Ahora esperar hasta el próximo año para saber porque los que salieron quieren regresar (WTF).
En otro orden de ideas*, ya había comentado lo mucho que me molesta que la gente sea impuntual, pero igual y no me expliqué oportunamente ya que me sigue ocurriendo. El que una persona llegue tarde significa para mí UNA FALTA DE RESPETO, y por lo regular no me agrada estar con alguien que no me respete. Los que si tienen un verdadero problema con la vida son los que SIEMPRE llegan tarde, no mamen, por dignidad sean responsables con su vida.
Esperar más de media hora para mí ya es un exceso y no es que tenga una agenda muy apretada sino que me he tomado la molestia de ordenar mi vida desde que me desperté para llegar a tiempo a mis citas (las cuales llego a tiempo en un 90%). ¿Es mucho pedir algo reciproco?
Les recomiendo llegar a tiempo a todos lados, ese consejo les doy porque su amigo Ángel Caído soy. Ja.
* Que elegante me vi.
jueves, 3 de julio de 2008
Eterno
miércoles, 2 de julio de 2008
martes, 1 de julio de 2008
Nydia
Una silla
Géo Norge (1898-1990), Les cerveaux brûlés.