Busqué interpretaciones sobre lo que es una despedida. Pero
en realidad no llegué a nada, aunque ahora sé que a veces la despedida es solo
una pausa, un descanso en el camino antes de continuar.
Que unas veces para
tomar fuerzas, otras para cambiar la estrategia y otras más para revalorar.
Nada de eso me sirvió, ya que ayer me dolió mucho despedirme
de ti, independientemente de tus palabras. Esas despedidas indoloras que se
dicen sin pensar, un hasta luego dado por sentado, un adiós con la convicción
de que no es una despedida real. Aunque yo tengo mis dudas.
Sin embargo, lo de ayer era necesario, ya que a veces nos
despedimos sin querer hacerlo, negándonos a soltar o dejar ir algo, pero con la
consciencia de que tiene que dejarse atrás.
Al contrario, las peores despedidas son sin duda aquellas
que no sabemos que lo son, la última vez, el último beso, el último abrazo, la
última oportunidad de decir tanto y al final por ignorancia solo decimos adiós.
Y entonces la oportunidad de despedirse se va, pero los recuerdos se quedan.
Pero como mi principal virtud es ser optimista, debo de
escribir de otra forma la idea de las despedidas, debo decir cosas lindas. Por
eso creo ahora que las despedidas también son inicio, suelen ser el punto de
partida de algo nuevo, ciclos que se cierran y se abren en una cadena, que se
hace más fuerte con cada eslabón que añadimos.
Quizás solo sea que en el fondo toda la vida nos estamos
despidiendo, hasta que una de esas despedidas resulta ser en verdad la última.
Por si acaso: Hasta
pronto y hasta siempre.