Estas son las típicas gorditas que creen que están corriendo porque mueven deprisa los brazos. Pero en realidad caminan a la misma velocidad que cuando están a punto de cerrarles el Mercado.
El individuo de la izquierda es el típico oficinista (me incluyo) que se para unos diez minutos más temprano y cree que le dará tiempo para correr una media horarita antes de la chamba. Al final se da cuenta que el correr da dolor muscular y no regresa.
Que mejor forma de exorcizar las culpas de no trabajar que ir a correr en lugar de ir al café. Eso sí, siempre con el celular en la mano.
Él sí es un atleta nato. Fíjate en la pose, cuerpo correoso y vestimenta profesional.
Bueno, y que decir de la señora de adelante que de seguro está corriendo porque su esposo no supo responder bien a la pregunta: ¿crees que estoy más gorda? Y la tipa de atrás es la divorciada que va al Sope para ver si encuentra a un buen partido.
Volovan.