lunes, 28 de enero de 2008
Odio tanto que...
Que haya pobreza. Me pone mal, me enoja y comienzo a mentar madres mal pedo. Sobretodo sabiendo que algunos malos mexicanos se la pasan bomba con el dinero de la gente (no me refiero a los panistas que están reunidos en el mejor hotel de Cozumel, ni a los perredistas que se encuentran en el mejor hotel de Baja California Sur, ni a los weyes del PRI que pasaron su fin de semana en el mejor hotel de Cancún).
Hoy en mi clásico viaje en metro se sube un wey hondureño a pedir dinero, nos habla de lo mal que está su país y apelaba por el buen corazón de los mexicanos (bendita globalización). Adivinaron, la colecta fue buena. Pinche gente, me enferma que no traten igual al indígena o campesino que también se sube al metro, pero que al verlo mugrosito ni se le quieren acercar.
Decidí bajarme, demasiado hartazgo en poco tiempo. De repente, un señor a lado mio se anima y me pide dinero. Dos personas pidiendo dinero en menos de un minuto, pinche prosperidad ¿Dónde está? Decidí regresar a mi casa lo más rápido posible. La realidad es más linda desde mi cuarto.
Ángel Caído.
PD. Exactamente en un mes postearé un tema bien banal y materialista.
PD2. Me burlo de los que pensaban que para hoy ya habría resumen de la borrachera del sábado.