En la estación Tacuba.
Señor: ¿Disculpa me podrías dar la hora?
Yo: Son las dos y cuarto.
Señor: ¿Y es la hora actual?
Yo pensando: No idiota, me gusta ir al mismo horario que en Londres para sentirme de primer mundo.
Yo real: Supongo.
Hasta ahí llegó la conversación, solo esperé a que llegara el metro. El señor no se aventó a las vías, mal pronóstico.
Ángel Caído.