Isabel siempre ha vivido bien lejos desde que la conozco en aquellas lindas épocas en la universidad. Pero ya venía el bautizo de su segundo hijo. Así que le recé a San Juan Diego (sic), le pedí a Alba que me acompañara y me adentré a terrenos desconocidos.
Para llegar con Isabel nos subimos al tren suburbano, que no tiene mucho que lo inauguraron y ohhhh gran sorpresa, ir al Estado de México ya no resultó ser la peor experiencia de la vida, es mas, fue como andar en primer mundo. La terminal le da un toque a las estaciones de trenes de Europa y no estoy siendo sarcástico.
Eso si, para poder llegar a los trenes debes de pasar por el mall primero (que modernos). Ya adentro te dejan caer con los precios bien altos, primero debes de comprar una tarjeta inteligente e individual, así que a las personas que nunca usan el servicio se topan con la gran sorpresa del gasto extra. Como les comenté que es individual si va una familia entera, entonces el señor deberá gastar en tarjetas para cada uno de sus acompañantes, no he señalado que el costo de la tarjeta no incluye el gasto del viaje (malditos rateros).
Pero bueno, el costo lo vale. Adentro puedes bolear tus zapatos GRATIS (Gracias Peña Nieto). Algo si muy útil es que puedes recargar tu celular, siempre y cuando sea de los que vende Telcel jajajajaja.
El tren si esta bien chidito y si te ahorras muchísimo tiempo, ahí si no me quejo. Hay seguridad y aire acondicionado adentro.
En general, hay un buen servicio para un México moderno, lo malo es al salir y regresar a la realidad en la que te hacen pensar que no eran tan necesarios grandes lujos en un país que le falta mucho por recorrer.