En ningún momento he estado en contra de las uniones homosexuales y desde luego creía que la ley de sociedades en convivencia era un gran logro ya que ellos ya podían tener muchas ventajas ante la ley, pero en el tema del matrimonio no estaba de acuerdo, y era más bien una cuestión de semántica. Consideraba que el matrimonio era la unión de un hombre y una mujer, así, simple y sencillo, y la unión de un hombre con otro hombre o entre dos mujeres debería tener otro nombre aunque tuvieran las mismas obligaciones y derechos de la unión tradicional heterosexual. La palabra era la que no me convencía.
Pero de pronto llegó la iluminación a mi cerebro -como coloreada con prismacolors- y comprendí que la sociedad no es un ente estático y cambia. Por ejemplo, aún mis padres no asimilan mucho que yo en mi matrimonio comparta roles o que lave mi ropa y mi mujer la suya, y que yo cocine siempre y cuando ella lave los platos, ellos no los comprenden tan bien pero es mi realidad que cambió con respecto a la de mi madre que se quedaba en casa y mi padre que salía a trabajar. Evolución social. Del mismo modo siento que la sociedad ha evolucionado en el sentido de la homosexualidad y ahora están más integrados que nunca -aún les falta mucho- y tienen todo el derecho a que la ley los respalde cuando se unan a otra persona del mismo sexo. Estaría de la chingada si pretendiéramos que todo estuviera igual de hace mil años y creo que el matrimonio gay es una evolución muy buena en el sentido de respetar al amor, algo que de pronto es lo mejor. El tema de los derechos de los homosexuales es sobre el amor, así de simple.
La reflexión personal que me hizo cerrar el tema fue cuando leí la palabra salario. No puedo dedicarme a lo que me dedico, ser quién quiero ser y ser tan estático. Pensar en matrimonio como la palabra que representa la unión entre un hombre y una mujer es como si me indigno porque mi salario me lo depositan en pesos y no con sal. La palabra salario viene de que a los trabajadores hace siglos se les pagaba con sal (muy buena para conservar alimentos cuando no había refrigeradores) pero ahora evolucionó y se han convertido en pesos, dólares, vales de gasolina y despensa. Las palabras también evolucionan igual que la sociedad, entonces ahora la palabra matrimonio en México también incluye a parejas del mismo sexo. Simple.
Y si además la ley dice que nuestra constitución no tiene nada contra el tema entonces matrimonio para todos. Punto, con todos los derechos y obligaciones incluida la adopción.
Y sobre la adopción de parejas homosexuales mi postura era más positiva que con el tema semántico del matrimonio. ¿Qué te garantiza que una pareja heterosexual sean buenos padres? ¿Qué te garantiza que una mujer soltera cuarentona con crisis existenciales sea mejor madre para un niño que lo adopta como se compra un par de zapatos? Una pareja homosexual no tiene ningún indicio de ser mala para la formación de un ciudadano. Muchos dirán, en casos extremos, que un niño que crezca entre estolas de plumas rosas y música de Elton John puede salir desviado; pero lo mismo desviado pude haber salido yo que crecí en batallones entre uniformes verde olivo y escuchando música de la Sinfonola, la estación del barrilito. No tiene nada que ver. Acaso los papás del padre Maciel eran gay, los de Hitler y demás villanos.
Sin duda nuestra sociedad es mucho mejor si una pareja que se ama puede estar junta sea del sexo que sea.