Me preguntaba por qué no tuve una mujer como ella. ¿por qué la vida me llevó a ese callejón sin salida en que no había más nada que mi trabajo rutinario en el hospital y una soledad que prefiero no confrontar? Confrontarla sería como mirarme al espejo al llegar por las noches a mi casa: no vería mi rostro sino un agujero negro, un embudo que se lo traga con un gorgoteo repugnante.