Me encantaría
tener 20 años. Y no me refiero a las cosas que corregiría de cómo los viví allá
por 2003-2004 (por ejemplo, aprovechar mejor el hecho de que pesaba 50 kilos y
que podía ponerme lo que yo quisiera, no dejarme pisotear por los hombres,
viajar más aunque fuera sola, hacerme un buen corte de pelo, convertirme en
artista-visual-tomadora-de-pelo), sino a que me gustaría tener 20 ahorita, en
2012, ser estudiante y estar metida de verdad en lo de #YoSoy132.
Nunca he sido muy activista, pero tampoco he sido agachona. En la secundaria intentaba
(infructuosamente) organizar a mis compañeritos para no dejarnos de las
ocurrencias ultrapendejas de los maestros. Por ejemplo, la vez que en pleno mes
de mayo, el más caluroso en la Ciudad de México, tuvieron la brillante idea de
obligarnos a usar la chamarra de deportes durante todo el día, porque de otro
modo ya no estábamos usando el "uniforme completo" (aunque debajo
trajéramos la camisa reglamentaria y el chaleco reglamentario y el conformismo
reglamentario). Nadie me secundó cuando le dije al subdirector-cara-de-guarura
que su nueva regla era inhumana y que no tenía ningún sentido.
En la prepa intenté (infructuosamente) ser parte de la huelga del 99, pero era
sólo para la clase dominante: los chairos que vivían en el sur, las chicas que
vestían Inditex sin que se les notara y que nunca tenían frío y mucho menos
celulitis. Y en la universidad se me rompió el corazón al darme cuenta de que
la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales no era rijosa ni guerrillera ni
contestataria: todos eran una bola de pazguatos y los de los
"movimientos" nomás tenían ocupado un salón en el que hacían su
agosto sacando copias (¡VIVA LA REVOLUCIÓN!). Me acuerdo, por ejemplo, que
cuando fue el mitin en el Zócalo el día del desafuero de López Obrador, NADIE
faltó a clases, y a mí casi me reprueban en no sé qué materia pendeja porque
CÓMO que había faltado ese día, si TODOS habían ido. Allá con el Peje fuimos a
lo mucho siete pelados, y yo la única de Comunicación.
No ayudó estar en la pinche FCPyS, pero siento que mi generación entera es muy
pazguata. ¿Qué hicimos? ¿Votar por Fox? Pffff. ¿Y LUEGO POR CALDERÓN? ¿Cómo
alguien menor de 80 años pudo votar por Calderón? Bueno, ¿y los demás? ¿Ir al
plantón del Peje? Pues sí, me acuerdo bien de que había unas chicas muy guapas
contestando con besos y sonrisas las mentadas de madre de los automovilistas
babosos. Estuvo chido, pero eran como seis personas.
Hace rato me acordé de una teoría que tenía en los noventa: la pazguatez de mi
generación se debía a Molotov. ¿PERO CÓMO? ¡Si cantan la del "Gimme the
Power" y te conminan a que no te haga bobo Jacobo! Pues sí, por eso. Yo
pensaba que al poner al alcance de todos una protesta light, la gente ya se
sentía moralmente satisfecha, como que que ya estaban quejándose y diciendo lo
que pensaban y rebelándose contra la opresión del gobierno y de los medios pero
ponle a Telehit porque ya mero empieza El Calabozo.
¿O es mi imaginación? O sea, no creo que sea culpa de esos güeyes, así de Tito
y Micky y Paco y Randy recibiendo dinero de Televisa y del gobierno y pensando
"Muahahahahahaha, con nuestras letras distraeremos los ánimos
contestatarios de las juventudes del nuevo milenio". Para nada, su música
está chingona, además hablo de Molotov como momento mediático, porque también
había otros grupos por el estilo y ocurrió lo que Cucamonga
llama la "chidización" de la tele, cuando ya se podían decir
groserías y el "güey" dejó de escandalizar a las mamás. Pero es que
me acuerdo de la secundaria: mis compañeritos se sentían ULTRA MALOTES porque
tenían el ¿Dónde jugarán las niñas? y lo amaban y se sabían las rolas y
unos hasta las covereaban. Corte a: me meto a su Facebook y van a votar por el
PRI. Noooo, ps así cómo, ¡me los hizo bobos Jacobo!
Dicen que la de ahorita es la "Generación Zoé", pero creo que justo
porque en la música (que está bien feíta, la verdad) no viene nada
"revolucionario", los "jóvenes", que tiene chorros de
tiempo libre para manifestarse y quejarse y fumar mota bien a gusto, le buscan
por otro lado. Y afortunadamente pasó lo de la Ibero y etcétera.
En una semana se estrena Gimme the Power, el rockumental de Olallo Rubio
sobre Molotov. Nada de mi teoría aparece en la película, al contrario, los pone
como parte de una ruptura en la que se abrió la libertad de expresión. Y, lo
más importante, le tira bien cabrón al PRI. Está buena, vayan a verla, sobre
todo si están en su crisis de los 30 y andan nostálgicos de los noventa. Pero luego
vayan a alguna cosa de #YoSoy132 y comparen y diviértanse y por favor no se les
olvide no votar por el PRI.
Tamara