Vivimos en un mundo donde las
cosas dejaron de tener sentido, una sinrazón constante y delirante que ya
asumimos porque no hay de otra. El otro día leí que antes los rateros lo hacían
por pobreza y necesidad, ahora lo hacen porque es un negocio. Eso, perdónenme
pero carece de lógica. Hay un perro que habla y ofrece servicios de internet y
todos estamos tácitamente de acuerdo con que eso está bien. Uno ve Friends pero
resulta que todos los personajes son más bien pareja. ¿Qué? Nada es congruente,
nada es honesto, nada es humilde. Todo es rápido y la malinterpretación es
canasta básica. En fin.