Maribel fue para mí un gran contraste en esta etapa laboral, era perfeccionista y yo también, entonces el estar de acuerdo era verdaderamente difícil. Sin embargo siempre obedecí, aunque eso no implicaba que varias veces nos agarrábamos a gritos. Al final ambos salimos por órdenes de Peña Nieto, pero hoy la recuerdo muy bien y siempre le reconoceré su carácter firme. Era una gladiadora, sobretodo el día que murió nuestro jefe, espere que esté muy bien y que haya disfrutado como loca su primer 10 de mayo.
Salud en donde estés, Maribel.