Moisés, 26 años
‘Terminé’ con Erin frente a varios amigos en una reunión. Todos platicábamos sobre cosas que nunca nos habíamos atrevido a hacer. Yo –con algunos tragos encima- dije que nunca tenido el valor de buscar a las chavas que en serio me gustaban y que siempre había andado con las que me caían de suerte pero que jamás había estado con alguna por la que muriera. Todos se quedaron callados y la vieron con lástima. Ella se paró de la sala y se fue. No la busqué después, ni siquiera para despedirme. Duramos ocho meses.
La Venganza de Erin
Meses después estaba por graduarme y entré a un programa de training en una compañía. Me interesaba muchísimo. Ella aplicó también, íbamos en la misma Universidad. Estábamos en diferentes áreas pero que se relacionaban. Se dedicó a ponerme el pie, a hacer ver mal mi trabajo o mis decisiones. Nos mandaron juntos a un viaje de trabajo. Me sorprendió que me invitara a salir. Los dos habíamos tomado bastante y nos besamos. Cuando llegamos a la puerta de su cuarto (donde yo juraba que íbamos a tener sexo), me dijo nada más ‘Vete’ y cerró la puerta. Se empezó a reír y me dijo, entre bromas ‘Si quieres, ruega’. Y jugando, me quedé insistiendo en la puerta. Dije algunas frases vulgarsonas sobre lo que quería que hiciéramos y ella sólo decía ‘Ya te dije que te vayas’, pero yo pensaba que el juego seguía. Grabó mi voz con el celular, y se lo enseñó a nuestra jefa diciendo que a media noche había llegado a la puerta de su cuarto borracho, queriéndome meter. Cuando me mostraron la grabación, en efecto parecía que yo estaba presionándola. Nunca dijo que habíamos salido, que después del supuesto juego me dejó entrar y nos acostamos. Me acusaron de acoso. Obvio, me corrieron. Acababa de obtener mi puesto después del entrenamiento.