viernes, 24 de septiembre de 2010
La vida
Tengo una plantita. Es una planta de menta que yo mismo sembré. Con semillitas que venían en una promoción de Ben & Jerry's. Las puse en un vaso rojo de esos de fiesta. Tiene conmigo casi 2 años, y siempre había estado en una ventana donde le daba el sol todo el día. Nunca creció mucho, hasta que la moví. La puse debajo del fregadero, alejada del sol pero cerca del agua. Y la que me parecía la planta más huevona de la historia, empezó a crecer. Empezó a estirarse para alcanzar un poco de sol. Ahorita, 4 meses después del cambio, parece la mata de Alex Lora pero en verde y sin grasa. Está pocamadre. A dónde voy con esto? Saqué a la planta de su comfort zone. No crecía porque la tenía muy fácil. Tuvo que pasarle algo muy cabrón, como que llegara el gran ojete que soy yo a moverla y cambiarle todo para que se pusiera a crecer. Ven la moraleja en todo esto? Sean como la planta. Muévanse. Dense un poco en la madre saliéndose de lo que conocen. No esperen a que un gran ojete los mueva. O son unas nenitas y se van a quedar ahí parados, asustados de la vida? Cuaaaaa-cuacuacuacua-cuacua. Gallinas.