Usa tus neuronas para
elegir a tu media naranja y evita unirte a las filas de parejas disfuncionales
y relaciones de terror.
1. Hazle
caso a tu sexto sentido. Cuando a primera instancia algo no te ‘cuadra’ sobre
el comportamiento o las aficiones alguien, sé analítico y no te dejes llevar
por su hermoso trasero o los lujuriosos ojos con que el resto la ven. Si nos supiéramos
escuchar más a menudo, nos evitaríamos muchas tragedias.
2.
Establece prioridades. ¿Qué tipo de relación deseas y cuánto estás dispuesto a
dar con responsabilidad? Tal vez ahora tus estudios o trabajo consumen 18 horas
de tu día o estás demasiado contento con tu horda de amigos solteros y
fiesteros. No te enroles en un noviazgo que te traerá discusiones y donde
alguien saldrá lastimado (con seguridad, esa persona). Debemos ser concientes
de nuestros actos, cuando éstos pueden afectar la vida de otros.
3.
Determina tu estilo de vida. ¿Cómo te describes? ¿Sabes lo que quieres? El
conocerte a ti mismo te dará un claro panorama de cómo sería tu pareja ideal (o
lo más adaptable a ti). Pero en ocasiones sueles ‘acomodarte’ con la primera persona
disponible y cuando la fase de enamoramiento pasa, vienen los ‘sombrerazos’.
4.
Ensaya. Sí, muchas relaciones son a prueba y error. Es parte del conocimiento
del mundo en pareja. No vayas lastimando gente a tu paso pero date la
oportunidad de conocer bien a alguien, de tener varias citas hasta tomar una
decisión. Sólo, por favor, no las hagas crearse falsas expectativas si aún no
te aseguras. Cuando actúas demasiado rápido y te vas a la cama con ellas al
minuto -para terminar por decir ‘te quiero como amiga(o)’- dejas una
imagen asquerosa de ti.
5.
Determina si podrán recorrer el camino juntos. Hazte acompañar de una persona
con la que tengas metas en común. Sería complicado pasar tus días con quien
desea embarazarse en los próximos dos años mientras tú planeas hacer una
maestría fuera del país o de alguien cuyo trabajo exige que cambie de ciudad
cada seis meses mientras tú quieres una relación de constante contacto.
6.
Piensa en el aquí y el ahora. No futurées demasiado. Si hoy su vida no se
adapta no creas que si en dos años (siempre y cuando ganes la lotería o te
promuevan cinco puestos) sus vidas serán compatibles y entonces se unirán como
en los cuentos de hadas. La vida, por fortuna, cambia. Su función máxima es
hacernos mover en pensamiento y ejecución.
7.
Analiza tu economía. Ruth Hyden en su libro ‘For Richer, Nor Poorer: The Money
Book for Couples’ afirma ‘…muchos estudios han demostrado que el dinero es el
tema principal de las peleas de pareja’. Con seguridad te han tocado mujeres
que se exasperan porque no puedes invitarlas a cenar cada fin de semana o que
no trabajan y pretenden que las mantengas. Sé más selectivo y si sabes que
necesitarás compartir gastos para vivir con decoro, no busques una ‘Cenicienta’
o prepara el ring desde ahora.
8. Busca
compatibilidad. Una canción pregona ‘la costumbre es más fuerte que el amor’. Y
no hablo de la monotonía, sino de los hábitos y usos de cada quien. Muchas
cosas se descubren hasta que compartes el mismo techo pero si desde ahora no
toleras por ejemplo, su manera de enfrentar un problema o cómo se dirige a la
gente, no creas que eso desaparecerá sólo por decirte ‘acepto’.
9.
Salvaguarda tu profesión. Si eres, por ejemplo, médico o doctora, actor,
actriz, torero, cineasta, atleta o tienes un empleo donde no tienes una agenda
precisa, tu presencia es indispensable en cualquier momento y tus deadlines se
vuelven urgentes de un instante a otro; emparéjate con alguienque se adapte a
esto, lo comprenda o cuya profesión sea similar.
10.
Medita sus afinidades. Si es cierto que una pareja debe complementarse y
que sus diferencias los hacen funcionar, también es innegable que cuando no
tienen mucho que compartir se crea una brecha. Procura que tu pareja y tú
tengan algunas actividades o preferencias conexas o que despierten en el otro
el interés y el gusto por integrarse a ellas.
11.
Crea un vínculo amistoso. Termine o no siendo tu novia (o), comienza
siempre por generar un ambiente de confianza. No te instales en la pose del
‘Macho alfa que todas desean’ o ‘La última chela del estadio’ o sólo lograrás
que esa persona también adopte un papel para impresionarte. De ese modo, la
conocerás con mayor honestidad, te sentirás más cómodo y serás más tú. No
olvides que también está deliberando.
12.
Tantea su terreno. Antes de proponerle formalizar, conoce sus ‘dominios’;
su familia, amigos, colegas, y todo aquel que influya en su vida. Sueles darle
nula importancia a esto pero recuerda que no podrás apartarla de su entorno (ni
debes, a menos que seas un celoso obsesivo) y muchas parejas terminan porque no
soportan la convivencia con la parentela del otro. Suelen haber grandes pleitos
porque por encima de todo (hasta de la pareja) nuestro instinto es defender a
los nuestros.
13.
Comunícale tus proyectos. También una forma de conocer es medir sus
reacciones. Si estás decidido a dejar tu empleo para buscar suerte en un
negocio o no deseas tener hijos nunca, cuéntaselo. Será mejor que tomarla por
sorpresa cuando ya sean novios. Además, su reacción y opiniones te hablarán si
es la adecuada.
14.
Dale un giro a tiempo. No huyas como un pusilánime. Si notas que por más
que te guste, no es la persona para ti; no desaparezcas o pongas pretextos
míticos. Dile con todas sus letras que no crees que sean el uno para el otro y
pídele su amistad. Siempre agradeceremos la honestidad (aunque nos duela).
15.
No te holgues demasiado. Se trata de ser práctico, inteligente y
realista. Tampoco estás haciendo una auditoría ni es tu empleado a prueba. No
te tomes más de un par de meses para decidirte. No la hagas perder su tiempo.
En general, en unas tres citas tenemos un panorama mediano. No sea que por
lento, otro te ‘coma el mandado’.
Elsy