Entré a la Escuela Nacional
Preparatoria en 1995, para mí eso no significa mucho tiempo. Pero el mundo en
que cursé mis tres años de prepa dista mucho de lo que actualmente se vive. En
un México todavía muy inocente, mi paso por la preparatoria No. 9 “Pedro de
Alba” resultó ser el complemento perfecto para el estilo de vida que llevo.
La realidad es que todos
contribuíamos a hacer de nuestra era preparatoriana una gran aventura, mientras
que hoy todo es englobado en la palabra bullying, para nosotros las clásicas
burlas en los vestidores eran parte de estar viviendo una gran edad, el de
estar integrado a un gran clan en donde todos teníamos momentos cumbre.
Posiblemente lo que más aprecie de
esa época es que no existían los teléfonos celulares y el internet era prácticamente
algo ajeno a toda la población. Para dialogar lo hacíamos con la palabra y si
teníamos que realizar una investigación nos dirigíamos a la biblioteca.
Sabíamos investigar.
Mi preparatoria es uno de los
lugares que más aprecio y cariño guardo en mi corazón. Recuerdo que meses
después de haber salido, regresé para realizar un trámite. No lo pude evitar,
varias lágrimas salieron de mí.
Es por eso que cuando vi la convocatoria me
sentí obligado a escribir algo, no me importaba el resultado, pero debía hacer
algo por mi prepa.
Gracias Escuela Nacional Preparatoria
Eduardo Sánchez López