Francisca de la Anunciación. Por haber dicho que una religiosa de su convento que se ahorcó no se había condenado. 1564. Ciudad de México.
Juan de la Serna. Por decir que Adán no pecó por la manzana, sino por la lujuria. 1564. Puebla.
Francisco Castro. Por no dejar oír misa a su mujer. 1566. Taxco.
Alonso de Miranda. Por pedir que le hicieran seis misas a un gallo muerto. 1566. Ciudad de México.
Cristóbal García. Por decir que Jesucristo estaba enfermo. 1567. Oaxaca.
Gaspar de la Plaza. Por asegurar que no era pecado estar con una india. 1538. Ciudad de México.
Juan de Toledo. Por haber dicho que los ángeles y querubines deberían comerse asados. 1536. Ciudad de México.
Fuente: Toro, Alfonso. Los judíos en la Nueva España. Fondo de Cultura Económica. Ciudad de México, 1982.