Yo ya sabía desde hace un mes que esto iba pasar, no te lo puedo asegurar, pero creo que
en fondo, yo lo propicié, y lo deseé. ¿Por qué? Porque me di cuenta que tú y yo
somos muy diferentes. No lo sé tal vez eso fue lo que nos atrajo en un
principio. Lo que me duele es que no me hayas conocido en realidad como soy,
como dices en el correo presumimos cosas, sin tener la certeza de que era
realmente, lo que ambos sentíamos o pensábamos y que por nuestras personalidades
no nos permitimos revelar. Por ejemplo: yo no quería basar una relación en el
sexo, por mi parte. Por la tuya considero que con el tiempo te diste cuenta de
que yo no fui: la novia para presumir con los amigos, alumnas o ex compañeros de
trabajo; ni sofisticada ni mucho menos alguien que busca en lo alternativo algo
diferente, debido a que soy una persona que se encuentra a gusto en su mediocre
medianía y ahí es, en donde quiero estar. Lo que yo valoro en las personas no es
su dinero, ni su inteligencia ni su belleza, para mí lo más importante son: los
sentimientos de las personas. Y eso fue algo que me movió mucho de
ti.
Me da gusto que hayas sido tú, él que tomó la decisión de
terminar con la relación. Así cumplí con mi promesa de que no sería yo la que te
dejaría, sino tú.
Por eso en los últimos cuatro correos, me di la
oportunidad de tratar de decirte, todo lo que en el primer mes me hiciste sentir
–tarde, efectivamente, pero las cosas sucedieron así-. De nueva cuenta te doy
las gracias, por todo lo que vivimos en
ese mes. Te lo reitero una vez más fue maravilloso. Eso es lo que me llevo de
ti.
Igualmente, te deseo
suerte.
MIG