Colecciono miradas y caricias que no necesito
pero agradezco. Apilo libros que nunca leo y tiro las películas antes de
verlas. Recuerdo sólo las cosas que me convienen y me deshago de todas esas
personas que no me sirven para nada. Ninguna me sirve para nada. Cuestiono constantemente
la existencia de Dios y me burlo de aquellos que temen ser condenados al
infierno.
Me río de la gente que apoya movimientos y
causas sociales. Idiotas con dinero y tiempo libre. El existencialismo me
parece absurdo. Pienso que la forma más natural de ser es no siendo nada, por
eso desconfío de las personas que sueñan con ser famosas, con trascender: me
provocan una sensación muy rara, algo entre asco y risa.
Estoy lejos de creer que los hombres puedan
ser románticos, todas sabemos que sólo quieren meter el pito y salir corriendo.
Total, siempre terminarán enamorados de la puta que les hable más bonito. Lo sé
por ser la puta que habla más bonito.
Sólo existe un alguien al que haya
querido más que a mí... y a ese alguien lo quiso más la muerte.