jueves, 8 de septiembre de 2011
El Amor y la vida
La vida que nos prometieron dejó de encantarme. Ya no le veo el caso a correr ansioso en busca de algo que vendan en cualquier oxxo y que haga feliz a una mujer cuya sonrisa esté dedicada a mí. No hay sonrisas exclusivas. Hay paso del tiempo. Todas las cosas que hoy en día aportan una pizca a lo que eres dejarán de tener sentido en menos tiempo del que crees. Me dieron muchas ganas de llorar saliendo del cine. Ojala tuviera una infancia que perder. Una infancia que entregarle a mis padres. Hace mucho le escribí una carta a Romeo Montesco. La releí antes de inscribir siquiera una letra a este mensaje. No tengo nada que decirle al enamorado. A los enamorados. El amor: una prueba más de que somos un intento de especie. Amor: el pez afuera del agua abriendo el hocico con desesperación estética. Amor: una saeta que da en el blanco. Los moscos que no me dejan dormir no están enamorados. Me equivoqué. Están hambrientos. Internet no es otra cosa que una tarugada complejísima cuyos alcances y logros se resumen en una personita entre la turba gritando que "estoy solo y quiero que me amen". Ah y que "tengo mucho amor por dar". Eso es mentira. Nadie tiene nada que dar porque las manos terminan donde las manos terminan.