lunes, 5 de septiembre de 2011

La mano que mece la cuna

El siguiente texto lo escribí en el 2002, no es bueno pero eran mis inicios. Hoy lo leeré a mis alumnos y por eso decidí colocarlo acá.


LA MANO QUE MECE LA CUNA

¡Que tarde es! ¡Mi jefe me va a matar! ¡Y yo todavía sin pintarme! Tendré que correr para poder alcanzar el micro, ¡maldita sea! Como podré llegar a tiempo si con esta mugre falda no puedo ni moverme, ojalá que no estén los borrachos de siempre en la esquina. ¡Cómo los odio! Esa forma en que me miran de pies a cabeza. Y aun más el baboso de poncho, con todas esas obscenidades que grita y entonces todos se lo festejan, como si se vieran muy bien los malditos. No entiendo porque tengo que llevar una falda tan corta al trabajo, nada que ver con lo que hago.

Bueno, -¡nos vemos al rato ama!-.

¡Llena la micro como siempre! Solo que hoy no estoy de humor para ir oyendo la Z a todo volumen, creo que mejor me voy en metro, además, se ve que el tráfico esta endiablado.

¡Diablos! No cabe nadie, y esta bola de güevones que no ceden el asiento ni a su madre. Que no se haga el dormido este tarado, que no ve que me están aplastando. Además, este señor que traigo al lado, creo que no conoce el agua, ¡vaya que si apesta! Y ahora porque se detiene el metro, ¡me lleva!

Por fin la estación Hidalgo, ahora solo tengo que bajar antes de que todos se empiecen a aventar, ¡ahh! ¡Oiga señor que se cree! ¡Estúpido!

Ángel Caído