viernes, 30 de septiembre de 2011
Sobre Internet
El fantasma del teléfono celular vibrando. ¿Ya lo sentiste? ¿En tu bolsillo? Vibrando inconsolablemente, dulcemente y con suavidad mecánica. Es que ese pequeño movimiento sin paz representa una cosa y sólo una cosa: existes en el mundo para alguien. Ahí está otra vez. Revisas el teléfono y no hay novedad. Cero mensajes. Cero llamadas perdidas. Pero tú jurarías que lo sentiste moverse. Son las pataditas en el vientre de la embarazada. Sí: existo. Para alguien existo. Es el fantasma del teléfono celular vibrando. Y probablemente erro en apodarlo fantasma porque eso de inmediato nos lleva a circunstancias más bien fantásticas pero, en este caso es fatalmente real, es obsesivo, es un grito que no existe pero que escuchamos. Ni en sueños, me cae.
Translademos esa "ansiedad" a otros puertos. Presionar el botón que actualiza las páginas electrónicas. Hay unas en las que no hay novedad. Hay unas en las que sí. En facebook siempre habrá alguien comunicando qué tal sabe su platillo. Siempre habrán hermosas palabras de amor entre desconocidos. En tuiter está peor: siempre habrá alguien siendo ingenioso en torno al tema del momento, ya sea un concierto que viene a la ciudad o un vergonzoso lío político.
Sigue vibrando algo que llevamos a todos lados. No es el corazón. Es optar por estar vivo sin estarlo. Internet tiene secuestradas nuestras vidas. Emocional y espiritualmente hablando. Y dudo que tenga pensado pedir el rescate.
Neb