Criticar a los que filman o toman fotos con
su celular obsesivamente es ya un lugar común. Sin embargo sí se ven muy mal
haciéndolo, es como si tácitamente desconfiaran de su memoria. Los imagino en
la más profunda de sus soledades revisando en una pantallita las fotografías
movidas de un bajista entre luces. En fin. Me estoy volviendo un amargator.