El primer manchón
menstrual es inolvidable. Por lo regular poco grato. Representa el inicio de la
edad fértil de la mujer pero también está repleta de mitos y sucesos populares.
Desde una perspectiva
etnográfica a lo largo de la historia de la humanidad la sangre menstrual se
reconoce como un veneno, una impureza capaz de aniquilar. Por años, incluso la
ciencia formal habló de la menotoxina, la sustancia tóxica existente en la
sangre y secreciones vaginales durante la menstruación. Aún aparece en ciertos
diccionarios médicos. En 1952 la comunidad científica se alarmó tras los
estudios de George y Olive Smith de la Universidad de Harvard -a quienes se les
imputa haber acuñado el término- cuando tras inyectar a varios animales con
sangre menstrual estos murieron y concluyeron que las creencias folclóricas de
diversos pueblos eran ciertas: el fluido era un poderoso exterminador. Más
tarde, múltiples investigaciones los desmintieron. Lo cierto es que por siglos
hubo mujeres que pasaron las de Caín mes a mes.
Venus en el exilio
sangrante
>En diversos clanes
de la edad antigua, cuando una mujer comenzaba a sangrar era subida a las copas
de los árboles, se colocaban sobre un cajón hecho de hojas o se enterraban
hasta la cintura. Todo ello por temor a que alguna gota de su sangre contagiara
a la tierra marchitándola, perdiéndose las cosechas o ésta se expusiera al sol
y su impureza afectara al cielo y las lluvias.
>Los falashas o
judíos de origen etíope colocan a sus mujeres menstruantes en ‘casas de sangre’
donde son reclutadas durante siete días hasta que esa etapa de impureza
demoníaca desaparece. Así además evitan que los humores que desprenden los
exciten y tengan relaciones que dejará en sus penes el veneno.
>Los chiriguanas de
los Andes aislaban a las niñas en el momento de su primera regla y durante un
año, en habitáculos en los que no podían hablar con nadie y permanecían de cara
a la pared. Periodo en el que consideraban que podían salir sin infectar a
nadie.
>Los indios
mondurucus de Brasil, encerraban a la mujer durante ‘sus días’ en una celda
especial dentro de su cabaña menstrual, y todo el pueblo podía acudir a
arrancarle el cabello.
>Diversas tribus de
Camerún pintaban de rojo el cuerpo de las mujeres en regla y las hacinaban en
una choza oscura donde eran alimentadas a través de un canal hecho con el hueso
del ala de un águila de cabeza blanca.
> Las indias thlinket
y koniaks de Alaska, y las wafiomi de África permanecían un año en cuarentena
menstrual en sus casas.
>Los ot-danoms de
Borneo, hasta la fecha encierran durante siete años a las chicas a partir de su
primera regla. Tras este lapso se le considera muerta y al salir de la cabaña
se reconoce renacida, purificada y digna de ser esposa.
>Los hombres zulúes,
de la provincia de KwaZulu-Natal, en Sudáfrica, son apaleados si tocan aunque
sea la mano de una mujer que menstrúa.
Pero no todo ha sido
dolor y destierro.
>El pueblo apache rinde
un culto amoroso a las chicas que comienzan a menstruar. Al suceder, realizan
la ‘ceremonia del amanecer’ o na’ii’ees: durante cuatro días se celebra la
unión de la chica con la Madre Tierra a través de danzas, cantos, ritos
sagrados y regalos; es pintada de blanco y con arcilla para que la bendición de
la tierra caiga sobre ella. A partir de ese momento a la mujer se le considera
poderosa y bendecida por su fertilidad. Una verdadera fiesta que hasta la fecha
es honrada en las reservaciones de indios americanos.
>Los nativos de la
región de los montes Altai, un lugar donde pervive el chamanismo de origen
femenino más antiguo, reconocen la llegada de la menstruación como el momento
en que una mujer puede vivir goce del sexo, el orgasmo como un modo de iluminar
la conciencia y expandir la energía –aun cuando la actividad sexual sea en
soledad. Creen que la sangre menstrual es la única que el cuerpo expulsa sin
ningún acto de crueldad ni heridas y es una representación de un reinicio de
ciclo cada mes. Esta sangre es sagrada para quienes adoran a la diosa (la
Tierra) y se la ofrendan. Se celebra con una fiesta tradicional celta para dar
inicio a un período de profunda sensibilidad en el que las mujeres estarán más
perceptivas que nunca para consultar oráculos y confiar en las visiones y la
intuición; un don femenino. Suponen que la Madre Tierra devuelve a sus mujeres
la energía a través de la vulva por lo que danzan desnudas sobre los campos
sembrados para fertilizarlos.
‘A la mexicana’ la cosa
puede llegar a ser hasta hilarante, tengo amigas a las que hasta fiesta les
hicieron o las llevaron a cenar. Yo tenía 11 años, un día antes de navidad y mi
mamá estaba en joda preparando todo. No estaba en casa, cuando lo noté, le dije
a mi hermana mayor quien me dijo ‘Pues ponte una toalla’, Jaja. Yo obedecí,
cuando mi mamá llegó se lo dije y pareció no hacer gran alharaca pero al otro
día en plena cena ‘se lo presumió’ a todas mias tías y ellas llegaban a
felicitarme. Me enojé con mi mamá por chismosa y una de mis primas que es mayor
que yo por unos meses estaba furiosa porque a ella todavía no le bajaba. Uta,
fue una bloody christmas muy extraña. Cuéntenme las suyas, o las de sus amigas,
hermanas, etc. Hay cada historia. Feliz viernes.
Elsy