Ya no quiero trabajar, quiero quedarme en las mañanas viendo a Andrea
Legarreta. Quiero llevar un registro de cómo va envejeciendo. Quiero verla
hacer payasadas en su programa, darme cuenta qué días está drogado cuál de sus
compañeros de trabajo. Quiero involucrarme con los concursos que propone y
darle seguimiento a los consejos que diario me da para tener una piel chida o
tener orgasmos o conocer más sobre orinoterapia. Quiero que un día se le
transparente la blusa. Quiero darme cuenta de cuando repite prendas y marcar en
el calendario el día en que se le desabrocharon las agujetas o se le trabó la
lengua en una mención de agua peñafiel. Ya no quiero trabajar. Ya no quiero
tener que almacenar dinero.