Quisiera tocarte y por
osmosis saberte,
recorrer cada rincón y
pronunciarte.
Imaginar que eres el mar en que
navego,
el cielo en el que surco montes y
desiertos,
selvas y
praderas,
y entre tantos
altibajos
envenenarme al
tomarte,
andar entre hipnóticas
serpientes
y leones
enfurecidos.
Quisiera que estuvieras, y estar
también,
mezclar la agonía de un instante,
con la indefinición de lo que
toco…
la locura, el placer y la
sinrazón
de saber que te
vas,
de sentir que no te has
ido.
Quisiera tocarte sin esta
sensación,
sin esta necesidad de no
sentirte.
Josefa