viernes, 27 de octubre de 2017

Regresando


Hace una semana me operaron y ahora ya regreso a la actividad normal, nada salió mal. 😝

lunes, 23 de octubre de 2017

viernes, 20 de octubre de 2017

Actualización


En unas horas me operan se supone que no es nada grave, pero en caso de que no vuelva a escribir ya sabrán lo que ocurrió.

lunes, 16 de octubre de 2017

Qué parió





Breve historia del sexo con demonios

Una noche, cuando tenía 13 años, me preparé para tener sexo por primera vez. La luna creciente asomaba por mi ventana, moldeando sombras oscuras en mi pecho. Sobre mi mesita de noche había un obelisco erecto que compré en una tienda de regalos. "Querido Satanás", susurré, "cógeme por favor".
Crecí en el seno de una familia cristiana y no pude evitar darme cuenta de que mis oraciones a Jesús eran inútiles, no recibían respuesta. Le pedía a Dios varias cosas; cuando el Señor me fallaba, me decían "Dios obra de maneras misteriosas" y me reprendían por usar las oraciones como una tarjeta de crédito. Por el contrario, Satanás parecía más dispuesto a negociar y siempre me decían que iba a tentarme y haría lo que fuera para obtener mi alma inmortal a través de los pecados de la carne. En ese entonces, estaba luchando con mi sexualidad y sentía que de todas maneras iría al infierno, así que supuse que podría sacar provecho de mi depravación y tener sexo mientras seguía en el plano mortal.
Después de mi invocación, pasaron algunos minutos tensos de expectación que me parecieron siglos mientras el corazón me latía fuerte. Confiaba en que Satanás me enviaría un demonio bombero musculoso para satisfacer mis fantasías sexuales, o quizá que un pentagrama de sangre aparecería debajo de las cobijas y el mismísimo Lucifer se manifestaría para acostarse conmigo. Pero nada sucedió. Satán me había dejado plantada.
En ese entonces, genuinamente creí en el dios cristiano y cargaba el peso de mi oscuro rezo. Parecía que yo era la primera y peor persona en intentar convocar las fuerzas demoníacas para tener sexo. Hoy en día sé que no estoy sola; la gente ha buscado tener encuentros sexuales con seres sobrenaturales desde hace siglos. De hecho, una de las primeras menciones conocidas de tales alianzas malvadas puede encontrarse en las escrituras de la Biblia. Una de las descripciones más fascinantes del sexo con demonios está en Genesis 6:4. La versión del Rey Jacobo establece: "En aquellos días había gigantes en la Tierra; y después, cuando los hijos de Dios llegaron a las hijas del hombre y engendraron hijos, estos fueron hombres poderosos desde la antigüedad hombres de renombre".
En la Nueva Versión Internacional, "gigantes" se traduce como "Nephilim", que en general se consideran como el engendro híbrido entre ángeles y humanos. Es un pasaje controvertido. Muchos lectores de la Biblia difunden argumentos ilógicospara evitar la posibilidad de que Génesis 6:4 describa escenas sexuales sobrenaturales, alimentando la duda de que la escritura pueda referirse al sexo con demonios (los "hijos de Dios" sólo se refiere a entes superiores a los humanos, ellos insisten). Pero aún así: es evidente que no habría tantas personas discutiendo sobre su interpretación si el pasaje no diera la impresión de ser una escena de sexo demoníaco.
Las acusaciones de practicar sexo con demonios proliferaron durante la caza de brujas dirigida por cristianos que "alcanzó su macabra cúspide entre los siglos XIV y XVII", como el historiador David M. Friedman señala en su amplia Cultural History of the Penis (Historia Cultural del Pene). De hecho, uno de los crímenes más comunes "cometidos" por los acusados de brujería era fornicar con el Maligno.
En Pagan Portals: Pan (Portales Paganos: Pan) Melusine Draco cita al doctor Hope Robbins, autoridad en brujería: "La curiosidad de los jueces (en los juicios de brujas) era insaciable para recabar la mayor cantidad de detalles posible sobre las relaciones sexuales y su tarea de extremar los interrogatorios fue recompensada con abundantes fantasías repugnantes". Esto resultó en una situación, escribe Draco, en la que "una mezcla de inquisidores lascivos y mujeres histéricas a punto de ser quemadas o colgadas generaban casi todos los relatos, producto de ficciones eróticas y neuróticas".
¿Siquiera era bueno el (supuesto) sexo con el demonio? Los relatos difieren. En 1485, un inquisidor escribió que el pene del Diablo era "extremadamente carnoso" y que muchas brujas "quedaban agotadas durante varios días después del encuentro". El resto de reseñas eran mucho menos positivas. Se dice que una bruja prominente llamada Temperance Floyd había "hecho una confesión libre afirmando que 'el Diablo adquiría un cuerpo frío que tenía relaciones carnales frecuentes con ella". Otra bruja, Rebecca West, describe la boca de Satanás como "fría como la arcilla". Otra más dijo que su eyaculación era "insoportablemente helada". En A Cultural History of the Penis, Friedman describe el relato de Anna Pappenheimer, quien afirmó que la verga de Satán es "tan fría como un trozo de hielo". Otras describían el pene diabólico como un trinche.
Las repercusiones del sexo demoníaco tampoco eran muy divertidas. Según The Witch in History: Early Modern and Twentieth-Century Representations (La Bruja en la Historia: Representaciones de la Era Moderna y Siglo XX), una mujer llamada Goody Smith confesó haber practicado brujería y asesinado niños. Afirmó que los demonios sexuales se alimentaban de ella después de copular: "Sus demonios cuelgan de sus partes y su esposo vio cómo estos diablillos la chupaban'".
Estas confesiones de fornicación satánica fueron obtenidas bajo tortura y fueron resultado de una larga cruzada brutal y misógina contra mujeres que no cumplían con las normas patriarcales. Pero no todos los relatos de sexo sobrenatural en la era moderna eran tan peligrosos e influenciados. The Book of Oberon (El Libro de Oberon), por ejemplo, es un grimorio del siglo XVI, un escrito mágico que contiene información sobre conjuros y encantamientos. Fue escrito durante el periodo en que la caza de brujas estaba activa y contiene claras instrucciones sobre cómo disfrutar del sexo con seres sobrenaturales. EnThe Book of Oberon, hay un conjuro para convocar a tres entidades espirituales para obtener el anillo de la invisibilidad. Para los magos que utilizan este texto, el conjuro no sugiere que los seres sobrenaturales sean demonios; sin embargo, es posible que hayan sido interpretados como tal por los teólogos de la época.
"El conjuro incluye una cuidadosa preparación personal, requiere una cama, mesa y una habitación, con un círculo y una vara mágica", explica el experto en ocultismo y traductor del grimorio, Joseph Peterson. "Tres hadas (Micoll, Titam y Burfex) son llamadas y se entretienen con alimentos y bebidas, luego una de ellas aceptará quedarse y cumplir tus deseos, incluyendo un anillo de invisibilidad".
Según este pasaje, el mago puede escoger a cualquiera de las tres hadas y entonces el hada "se apresurará a descansar en la cama sagrada". Pero primero, "intentará engañarte, diciendo 'aún no puedo concederte tus peticiones, pero si te acuestas conmigo, creo que podré satisfacerte lo suficiente'". Después del sexo, sin embargo, "ya no podrás ordenarle cosas, porque serás impuro". Por suerte, si lo planeas bien y obtienes el anillo antes de acostarte con ella, después "podrás hacer lo que quieras". (El autor del grimorio asegura que la "criatura" será muy amable y sexual: "Lo he probado muchas veces", escribió el mago y añade, en una nota al pie, "mi aprendiz también lo ha hecho".)
"La naturaleza exacta de las criaturas naturales rara vez queda clara", dice Peterson a Broadly. "A menudo se piensa que son hadas o criaturas folclóricas mortales pero mágicas; aunque pueden ser asesinadas".
Además de ser convocadas por magos, se dice que los seres sobrenaturales "buscan humanos para cruzarse con ellos por nuestras almas inmortales", según Peterson. Existen muchos ejemplos de esto. "Las historias en la literatura medieval abundan, como la conocida Melusina, quien aparece en el logo de Starbucks".
Las características específicas del mito de Melusina varían; típicamente se describe como mitad hada, mitad humana y como hija de un hada llamada Pressina, que tuvo sexo con un humano. Más tarde, Melusina busca tener relaciones con hombres para liberarse de una maldición que pende sobre ella. Otros mitos a través de la historia ofrecen relatos similares. Uno de los más conocidos es sobre la entidad de Lilith, quien aparece en el primer Talmud babilónico, escrito entre los siglos III y IV. "Se dice que ella misma se fecundó con el esperma masculino para crear demonios", cuenta la historiadora Natalia Klimczak.
"Los liliths como categoría demoníaca, junto con los lilis masculinos, han existido desde hace miles de años", escribe Rebecca Lesses, profesora de estudios Judíos en la Universidad de Ithaca. Hace referencia a otro trabajo, en donde explica que siempre se ha creído que el linaje demoníaco de Lilith busca parejas sexuales. "Un texto describe que los liliths 'se aparecen a los seres humanos, a hombres en forma de mujer y a mujeres en forma de hombres, se acuestan con todos los seres humanos en la noche y durante el día'".
El hermoso espíritu vampírico Yuki-Onna de la leyenda japonesa se dice que tiene sexo con los hombres, "complaciéndolos hasta que mueren". Dicen que otro demonio vampírico de Grecia, Lamia, es "tremendamente horrible" y disfruta matar niños. Sin embargo, es capaz de cambiar de forma "para convertirse en una mujer hermosa para seducir a los hombres a sitios aislados, tener sexo con ellos y luego extraer sus sangre". Muy casual. Incluso el querido hechicero Merlín fue alcanzado por una unión impía: su papá era un demonio.
Cuando comienzas a hurgar entre los velos de la historia y miras los seres sobrenaturales que literalmente nos han cogido, parecen casi innumerables. El hecho de que uno de estos espíritus cogedores de humanos sea el logotipo de la cadena de café más grande del mundo, habla por sí solo de la prevalencia cultural de lo que conocemos como sexo con demonios.
Los nuevos registros de sexo con espíritus los encontramos en los archivos de la cultura pop. En años recientes, muchas celebridades se han pronunciado y compartido sus experiencias teniendo sexo con seres sobrenaturales, sobre todo fantasmas. En 2012, la cantante Ke$ha dijo que ella "es muy abierta" a tener sexo con fantasmas, algo que admite haber hecho antes. La fallecida Anna Nicole Smith dijo una vez que "un fantasma subió por mi pierna y tuvo sexo conmigo en un departamento de Texas hace mucho tiempo". Aunque al principio estaba muy asustada, terminó estando agradecida por el sexo tan "increíble".
Bobby Brown afirmó que vivió en una casa embrujada donde, "una noche memorable, uno de los fantasmas descendió del techo y tuvo sexo conmigo". Otras celebridades incluyen a Dan Akroyd, quien una vez sintió a un fantasma en su cama; Coco Austin —la esposa de Ice-T— afirma haber sido acosada por muchos fantasmas pervertidos a lo largo de su vida; la actriz Paz de la Huerta dijo que el fantasma de Elvis voló por su cuerpo y le provocó un orgasmo en Graceland; la actriz Natasha Blasick, quien gustosa ha tenido sexo con fantasmas dos veces; y Lucy Liu, quien tuvo sexo con un espíritu también. "Fue pura dicha. Sentí todo. Llegué al climax. Y luego se fue flotando", dijo.
Si yo hubiese tenido tanta suerte.

viernes, 13 de octubre de 2017

Evaluación


Ayer me reuní con varios compañeros que forman mi nuevo equipo de evaluación. Quedé muy contento y muy feliz de lo que vamos a realizar. A finales de año tendré una vida de locos pero es algo que podré solucionar con este equipo de trabajo. Estoy muy feliz.

Marco


lunes, 9 de octubre de 2017

Bleach

Cada vez que abandonamos el orgullo,
estamos un paso más cerca de ser una bestia.
Cada vez que matamos el espíritu,
estamos un paso más alejados de ser una bestia.

Qué parió



viernes, 6 de octubre de 2017

Contratar


Llevo toda la tarde contratando personal, vaya que es difícil y es mucha responsabilidad. Cualquier error al escoger y yo seré el culpable, así simplemente es imposible.

lunes, 2 de octubre de 2017

Qué parió



A lo lejos

Su sonrisa me deslumbró desde el momento en que la ví. 

Ella estaba sentada justo al otro lado del restaurante en el que me encontraba. Usualmente siempre tengo la vista clavada en algún libro, pero ese día había algo no me permitía concentrarme en la lectura. 

Entonces alce la vista y la ví.

Era una visión en un hermoso vestido azul, sus piernas cruzadas y semi descubiertas eran toda una declaración de intenciones y sus pechos se adivinaban firmes tras un escote discreto pero capaz de exaltar al más santo de los hombres. Todo en ella era de una belleza y una sensualidad indecible.

Ella tenia su vista clavada en mí e inmediatamente supe que eso era lo que me impedía concentrarme en mi lectura, como si mi cerebro supiera que me observaban, como si dentro de mí ella me llamara.

Al momento me empezaron a asaltar todas las inseguridades que una persona siente cuando se sabe observado, pero había algo en sus ojos que me decía que ella no me estaba viendo exactamente a mí, sino que estaba imaginando algo más.

Al principio no pude reaccionar ante su escrutinio, no solo por el nerviosismo inicial, sino porque había algo en ella que me provocaba un incesante deseo de contemplarla. Intente apelar a mi lógica y tratar de encontrar la razón de esa fascinación visual, pero aún hoy no puedo explicarlo. Quizás fuese su cuerpo que aunque no era escandalosamente exuberante, al calor del momento yo habría jurado que era perfecto. Quizás fueran sus ropas que no eran provocadoras pero enfundaban su figura de tal manera que provocaba una mezcla de imaginación y curiosidad. Quizás fuese esa mezcla de niña y mujer que le daba un aire de inocencia y perversidad a la vez. O quizás fuese su sonrisa, una sonrisa de esas que dicen muchas cosas, de esas sonrisas llenas de pensamientos retorcidos que no dejan lugar a dudas y que se clavan en la memoria.

Fue entonces cuando ella se dio cuenta de que yo la veía. un movimiento nervioso hacia atrás la delató, desvió su vista, se acomodo el vestido y trato de pasar un mechón rebelde de su cabellera por detrás del oído. Su esfuerzo fue inútil porque el mechón se resistía a ser prisionero de su oreja y prefería caer coquetamente sobre sus ojos.

Rendida ante la tarea finalmente respiró y volvió a mirarme, yo seguía fascinado viendo la batalla que libraba con su cabello y con los pensamientos a mil por hora imaginando cosas como cuál seria el aroma de su cabellera o como se sentirían sus rizos deslizándose entre mis dedos.

Sus grandes ojos habían cambiado, ya no reflejaban la inocente curiosidad de unos minutos antes, ahora eran brillantes e intensos, como si un fuego salvaje se hubiese encendido tras ellos.

Una leve inclinación de mi cabeza, a manera de saludo fue lo que detonó de nuevo su sonrisa. Pensé que podría ser alguien que ya conocía con anterioridad pero algo dentro de mi sabía que si la hubiese visto antes definitivamente no la habría olvidado.

Su siguiente movimiento derribó todas mis barreras, con toda la naturalidad e inocencia del mundo llevó su dedo a la comisura de su boca y mordió su uña sin dejar jamas de mirarme fijamente ni de mostrar esa incitante sonrisa. Ahí murieron todas mis dudas y decidí tomar el control de la situación antes de que esta me sobrepasara.

Lentamente me coloqué derecho sobre la silla y me gire un poco para dar mi mejor perfil, al tiempo que le sonreía. Si ella percibía mi nerviosismo jamás lo hizo evidente y al contrario, inmediatamente se sonrojó con un furioso tono escarlata cumpliendo así con su papel de damisela cortejada.

Ese tono en su cara me envalentono y decidí seguir el juego, levante mi vaso con él en la mano le hice un gesto de brindis, el cual ella respondió de igual forma con su vaso. Cuando iba a proseguir noté que su mirada se clavaba hacia abajo, dirigiendo mi atención a sus piernas, donde su mano lentamente levantaba su vestido. Nervioso miré a todos lados para ver si alguno de los otros pocos comensales se percataba del intercambio que se daba de lado a lado del salón, pero mi bella interlocutora parecía tener total control de la situación, dándome solo a mi un vistazo privilegiado de su anatomía, sin despertar sospechas en las demás mesas.

Aquel movimiento enervó mis ansias y exacerbó mi ya desbocada imaginación. Mis manos se movían nerviosamente en el anhelo de tocarla, mi piel ardía en una fiebre que solo su piel apagaría y de mi boca escapo un sonido grave y ronco, aunque apenas audible, como el gruñido de un lobo que solo el besarle y provocar en ella el mismo gemido acallarían.

Evidentemente no me iba a quedar atrás, los demás comensales y el resto del mundo habían desaparecido para mi. Solo existíamos ella y yo, envueltos en medio de este erótico y silente juego de ajedrez.

Dispuesto por fin a darlo todo por el todo, le señale con los ojos la silla vacía que había en mi mesa, pero ella declinó con la cabeza y señaló con sus ojos hacia la puerta del baño. 

Mi mente explotó imaginando las posibilidades, el morbo gritó con todas sus fuerzas dentro de mi y mi ser pensante abandonó la batalla totalmente derrotado por el ímpetu hormonal. Empece a imaginar la estrategia a seguir, la mejor manera de llegar ambos al lugar indicado sin ser notados, y finalmente, empece a imaginar cómo sería el esperado encuentro. 

No voy a mentir inventando fantasías llenas de mimos, besos tiernos y palabras de amor, ninguno de los dos estaba ahí para eso. En apenas segundos fantaseé como la tomaría fuerte entre mis brazos apenas entrar, notando el roce de nuestros cuerpos, mis manos ansiosas la recorrerían toda, aspirando con desesperación el olor de su cabellera a la vez que mi cara se perdería en su cuello. Nos miraríamos. Nos besaríamos. Nos acercaríamos tanto que a la ropa le costara trabajo encontrar una forma de salir de en medio. 

Allí encerrados, aislados del mundo y ante el amparo del anonimato, le besaría como si no hubiera un mañana, apasionadamente bajaría por su cuello y tiraría de su cabello para forzarla a descubrir esa curva entre su barbilla y su hombro. Mi boca y mis dientes harían presa de piel, Imaginaba con claridad los gemidos ahogados que trataríamos de cubrir para no ser descubiertos y casi pude escuchar el pequeño grito que soltaría cuando mordiera su hombro.

Las escenas se sucedían una tras otra en mi cabeza, mis músculos se tensaron pensando en la fuerza con la que la giraría para besar su nuca y morder su espalda a la vez que mis manos la recorrerían entera despojándola de su vestido. Casi podía sentir en mis manos el tacto quemante de sus pechos, el anhelo del roce de su piel extasiaba mis sentidos y no podía postergarlo más, debía estar con ella. Debía estar en ella. 

Con mi vista clavada en sus ojos, como un lobo que acecha a su presa, me levante lentamente de mi mesa. Mi mejor instinto de depredador me orientaba hacia ella, pero su mirada no dejaba de indicarme en dirección al baño, así que cumpliendo sus deseos me dirigí hacia allá. 

Cuando me acercaba a la puerta, esta se abrió y del interior salió un hombre mayor, de aspecto distinguido y con canas en el cabello que le conferían un aspecto gallardo e interesante. Algo en él llamó inmediatamente mi atención y lo seguí con la mirada. El hombre caminó con paso firme directo a la mesa en la que ella se encontraba y le ofreció la mano para ayudarle a levantarse. Ella la tomó  y tomada de su brazo se dirigieron juntos a la salida.

Un paso antes de salir volvió la vista atrás y me miró directo a los ojos. Sus labios se movieron pronunciando algo que no entendí. Pudo ser un Adiós,  pudo ser un Te Amo, quizás un Auxilio y hasta podría haber sido un Lo Siento

Nunca lo sabre y creo que no habría hecho ninguna diferencia.