lunes, 29 de marzo de 2010

Carta de amor

Confieso que, por más que lo intento, no puedo sacarte de mi mente. Al despertar, durante todo el día y al dormir: pienso en tí.

Razones ajenas a mi entendimiento, hacen que me confunda cada vez más y no me impiden ser capaz de averiguar en qué momento comencé a quererte para mí.

He tratado de buscar las palabras indicadas. Sinceramente, no sé cómo decir lo que quiero decir. Estoy harto de fingir que no pasa nada. Quiero que sepas lo que siento y que ya no puedo, ni quiero, seguir ocultando. Te has convertido en la razón principal para el desgaste de mi pensamiento.

Pienso una y otra vez en las posibilidades que hay de que me puedas corresponder, y según mis cálculos... no sé nada de probabilidad. Aún así, he decidido confesarte lo que siento.

Estoy seguro de que lo que me encuentro a punto de pedirte, te lo han dicho ya de una y mil maneras. Sin embargo, confío en que nadie ha tenido el valor para decírtelo de una manera tan directa y sin inventar poemas baratos para convencerte.

Gracias a tí, he descubierto que el imaginarte desnuda es una de las mejores funciones con las que cuenta mi cerebro...

Te diría que te amo, pero eso sería mentir. Asimismo, sabes que el romanticismo no es lo mío; apenas te conozco y quisiera conocerte más.... Es por eso que hoy, a falta de una mejor manera para decirlo, te pregunto sin rodeos:

¿Quieres coger conmigo?


Sin más por el momento, espero tu pronta respuesta... Tú decides cómo, cuándo y dónde.

QVMT



viernes, 26 de marzo de 2010

Odio tanto que...

Hoy ha sido un día difícil, pues al parecer no he aprendido lo suficiente de mis maestros. Y como me choca estar de malas, decidí escuchar la música que generalmente me pone contento.

lunes, 22 de marzo de 2010

Casa de campaña

Cuando tenía la tiernecilla edad de 13 años, presencié por primera vez una erección masculina provocada por excitación. Fue fantástico, descubrí un gran poder. Estaba en casa de mi madre asoleándome en el jardín (estaba obsesionada con terminar color ladrillo y verme como las tipas que salían en la revista ‘Eres’) cuando llegaron a visitarme unos chamacuelos amigos míos. Pues a mí, se me ocurrió tranquilamente ponerme unos shorts y salir como si estuviera en Acapulco a plena calle sateluca. No usaba bikini entonces, pero el traje de baño de una pieza dejaba ver mis incipientes encantos, léanse pezones erectos. Y miren que si antes de que el hado del quirófano llegara a mi vida, tenía poca bubi, ahora imagínense a los ¡13!, la cosa era casi nula. Pero pues la mente es la mente. El chiste es que sólo uno de ellos se bajó del coche a tocar y yo salí (cosa que mi madre odiaba. Siempre me decía, ‘diles que pasen, para eso tienes casa’) y el otro par estaba aún dentro del auto prestado del papá. Entonces, haciendo caso a mi madre, los invité a entrar (a la casa, claro, sucios) y uno de ellos dijo ‘Yo aquí los espero’, los tres lo vimos con cara de ‘wtf?’ y él, apenado y sonrojado , pedía que nos fuéramos adelantando. Al fin, uno de ellos, se acercó a él y le preguntó qué le pasaba, cuando notó que el chamaco pues tenía tremenda erección y obvio, no quería bajarse porque tenía miedo de que se le notara. Dada la acostumbrada solidaridad que hay entre hombres, en vez de hacerse menso y encubrirlo, el buen amigo lo hizo evidente: se rieron, lo molestaron y creo que la cuadra entera se enteró de que Oscar (ups, se me salió el nombre) ‘la tenía parada’, porque casi lo gritaron. El buen adolescente se terminó bajando del auto furioso para irse a su casa caminando y los amigos lo siguieron diciéndole que ya le bajara a su desmadre, no sin antes, reírse y hacer que yo notara que en efecto, la erección aún no mermaba y abultaba sus jeans noventeros, bueno… gran dramón. Unos días después nos vimos en una fiestecita y ¡me pidió una disculpa por su erección! Jajaja, claro, le dije que no se preocupara. Además, le tomó toda la noche (bueno de las 8 a las 11:30 que mi madre me permitía estar en una fiesta a los 13) para encontrar el valor de acercarse y disculparse. El chamaco tenía angustia de que su erección ¡me hubiera ofendido! Yo en mis adentros decía, ‘Nombre, gracias. ¿Qué gran momento de ego me has dado!’.

Elsy

QVMT

domingo, 21 de marzo de 2010

Que asco de vida

Hoy, en el autobús camino a la escuela, subió la chica más hermosa que he visto en mi vida. El autobús iba lleno y sólo había sitio a mi lado; la chica me miró con asco y decidió ir de pie todos los 45 minutos del trayecto hasta su parada.

Hoy, un coche ha atropellado a la perra de mis abuelos. Era lo último que conservaba de ellos.

Hoy, me he hecho un piercing en el pezón. Como me daba mucha cosa el dolor, me lo he hecho con anestesia. El tío no estuvo atento a la hora de ponerme la anestesia, noté un dolor muy fuerte y me caía sangre por un lado. Miré. Me había atravesado el pezón con la aguja. Respuesta del tío: "Sangras porque estás vivo". Qué listo eres, cabrón.

Hoy, hacía como que hablaba por el móvil en la puerta del instituto para aparentar. Me ha sonado el móvil mientras se suponía que hablaba por él.

Hoy, tras recibir mi nuevo móvil como regalo de cumpleaños estaba haciendo pruebas para ver si era lo suficientemente fino como para que se cayera entre la cama y el mueble (rendija que ya me ha dado más que un disgusto). Mi hermano me ha pegado un susto mientras estaba en ello. Adiós móvil.

Más en http://www.ascodevida.com/

viernes, 19 de marzo de 2010

Del dicho al lecho

Méndigas mujeres, a veces somos bien listas y eso en ocasiones se traduce en aprovechamiento y mala leche. De que tenemos lo nuestro, lo tenemos. Una mujer puede convertir en un malabarista a un hombre en aras de ganarse su hermoso trasero. Y claro, como la canción ‘le dice que sí, pero no le dice cuándo’. Y ya que está pero de lo más mansito el maextro, le hace toda clase de solicitudes antes de entregarle sus partes privadas. Me acuerdo que una temporada de mi años mozos, me pasé varios meses trayendo del tingo al tango a un pubertezco novio que me gustaba mucho pero con el cual no estaba segura de tener sexo. Entonces cada que la cosa se ponía candente y aquel comenzaba a sufrir del síndrome del testículo azul amoratado de tanto aguantarse, yo le decía, ‘Ok. Hagámoslo, pero hoy no. Hay que planearlo bien’. Y cada que salía al tema que si sí iba yo a querer (y miren que no me presionaba mala onda, sólo pues ya le urgía pero nunca fue irrespetuso), yo le decía ‘Sí, pero ya mañana será otro día. Lo pensaré’. La cosa es que así continuamos y un día nos peleamos por otras razones, y terminamos. Nunca se culminó la misión. Unos meses después, anduve con otro tipo que por cosas del destino lo conocía. Nos encontramos en una casa en Cuernavaca donde un amigo en común organizó su cumpleaños un fin de semana. ¡Y que lo voy viendo! Pues me hice bien mensa y yo con el tipo este nuevo pues ya había tenido mis…mis… encuentros sensualones. Entonces, llegando el amigo nos dio una recámara para los dos solos (que si mi madre se hubiera enterado, me habría ido a sacar de las greñas). Y pues ¡no había escapatoria! era obvio que ya no andábamos exactamente de mano sudada. Y al otro día en que vio que dormimos juntos y no dudo que hasta haya ido a espiar, estábamos en la alberca y mi ex ya se había echado sus buenas cervecillas y me gritó en frente de todos ‘¡Porqué con él sí y conmigo no!’. ¡Bolas!, yo me paralicé. Ahorita me daría mucha risa pero en ese entonces, juraba que todos me iban a linchar. Armó un tango de aquellos y pues quedó muy claro a todos los de la fiestecita esta que pues yo nunca había querido tener relaciones con él (al menos no quedé tan mal). Pero debo reconocer que sí me pasé un muy buen rato torturándolo con ’sí quiero pero no sé cuando, luego te digo’. No cabe duda que del dicho al lecho, hay mucho…trabajo por hacer’. Eso no se hace niñas. Mejor ser honestas ‘No estoy lista’ y si no le late al mai, pues muy su purrún.

Elsy

lunes, 15 de marzo de 2010

Ser infiel

A los seres humanos nos encanta darnos ciertas licencias, creyendo que podemos hacerlas y nada se moverá, nadie saldrá afectado ni seremos descubiertos. Somos rete buenos para poner el cuerno (y el cuerpo) pero muy malos para aceptar responsabilidades. Hombres y mujeres, no es un asunto puramente masculino. Puede ser de una noche o de una temporadita, pero ser infiel tiene el mismo peso siempre, el daño emocional varía (no es lo mismo que una mujer se entere que su marido tiene toda una familia instalada a sus espaldas, que quien se entera de que el novio que -necesitó confirmar su hombría en una noche de tragos con la primera fulana que se le acercó- hizo sus cochinadas). No obstante, siempre deja una herida, muchas veces imposible de perdonar. Y todo, todo lo que se ha construido se va al caño.

He escuchado una infinidad de pretextos bajo los cuales nos damos ese licencia, ‘porque mi pareja no me atiende’, ‘porque me ignora’, ‘porque me sentía solo(a)’, y de las más estúpidas ‘porque mi pareja también me fue infiel y me estoy vengando’. La pregunta siempre es ‘¿entonces qué coño haces ahí?’. Pero reconozco que la práctica es muy distinta, es fácil no valorar o tener los pantalones para terminar una relación y se toma un camino supuestamente más sencillo. Casi nunca lo es.

Al respecto de sincerarse, casi siempre viene cuando es innegable la situación, cuando hemos sido descubiertos o estamos por serlo. O cuando el cuerno en cuesión nos obliga a hacerlo porque nos está fastidiando demasiado la vida como para poder seguir ocultándolo, al estilo de Glenn Close en ‘Fatal attraction’. A veces podríamos ahorrarnos muchos gastos emocionales (o físicos) si tomáramos nuestro par de huevitos y nos sinceráramos con la pareja cuando nos hemos dado cuenta que esa infidelidad no merece que perdamos todo lo que tenemos. Obvio, no habrá aplausos y en la mayoría de los casos se requerirá de un tiempo para que la otra persona digiera las cosas y decida si puede perdonar y dejar ir la situación o prefiere mantenerse lejor. Ni modo, son los costos. Pero créanme, siempre es mejor que la persona se entere de nuestra boca que por alguien más. Y cuando el cuerno en cuestión anda rondando y buscando hacerles la vida pesada, pasará y el golpe será doble. En ocasiones aunque no haya nada que temer, tranquiliza el alma como no tienen idea. Se deja de vivir con esa angustia de ‘a ver qué día se entera’.

La mejor manera siempre será simplemente decirlo, a solas, tranquilos y con una absoluta convicción de pedir perdón, de disculparse y esperar que la pareja pueda entendernos algún día. Yo alguna vez lo hice en una relación pasada, cuando mi cuerno en cuestión estaba más que dispuesto a torturarme la vida hasta que mi entonces novio se enterara. No hubo más, no pude esperar a que cumpliera la amenza y me confesé. me costó una y la mitad de la otra lograr ganarme su confianza de nuevo. Pero siempre diré que decírselo fue el único modo de encontrar paz y su perdón. Ya después la relación se fue al caño por otras razones. Pero nada tuvo que ver con mi infidelidad. De verdad, ustedes saben quiénes son, confiésense, no esperen a que la tragedia se ponga peor.

Elsy

QVMT



domingo, 14 de marzo de 2010

Que asco de vida

Hoy, he ido a una entrevista de trabajo de administrador de sistemas. Soy ingeniero informático, me especialicé en seguridad y me he sacado "unas pelas" buscando fallos de seguridad en servidores. Una amiga de ingeniera química fue también, la cual no sabe que es un router. La han cogido a ella porque se ve que tiene "ganas de aprender". Se olvidaron decir que también tenía escote y minifalda.

Hoy, he visto a un antiguo compañero de clase. Éra el típico repetidor que no hacía nada. Ahora es repartidor de paquetería, cobra el doble que yo y tiene un deportivo. Yo soy Ingeniero y tengo que vivir con mis padres. Mi coche es un Ibiza.

Hoy, después de estar varias semanas echando curriculum para trabajos de sueldos miserables, una amiga me ha recomendado que no incluya toda mi trayectoria profesional, que ponga que sólo he hecho la ESO, porque sino no me llamarán. Parece estar en lo cierto.

Hoy, he descubierto porque a pesar de que he echado curriculums por todos lados no me han llamado: en el apartado "datos de interés" pone que me gusta comer gatos mientras me masturbo en su boca. No sé cómo coño ha podido llegar eso ahí, y lo peor es que la mitad de las empresas de la ciudad tienen esta peculiar "versión".

Hoy, y todos los días, el hijo pequeño de la dueña de la casa en la que limpio me pega. Se lo he dicho a la dueña. Me ha contestado que hace bien y que como me queje llama a inmigración. Me he callado.

La historia de Resident Evil

viernes, 12 de marzo de 2010

Sobre la religión

No tengo nada en contra de los religiosos (que no es lo mismo que las religiones). Al contrario. Me da envidia la gente que puede creer en X o Y cosa, explotar eso a lo que llaman fe y vivir tranquilamente confiando en algo que nomás no les consta que existe. También admiro a la gente que piensa que creer es suficiente, y a los que aseguran que los humanos somos un mero experimento de un grupo de extraterrestres rebeldes. A lo que voy es… me parece que la gente que cree en algo vive mucho más tranquila que la banda que no. Es, igual, una decisión muy básica, que tomas por lo general en la adolescencia (sin fundamentos reales que la respalden) y que —aunque no lo quieras aceptar— marca un estilo de vida.

viernes, 5 de marzo de 2010

Odio tanto que...

Me dan pena ajena las personas que hacen sesiones especiales de fotos para Facebook. Ya saben, se toman 25 fotos con cambio de outfit y todo. Me cagan en especial los güeyes que modelan sus ‘musculos’ o miran a la cámara con cara de ‘te quiero coger’ y las viejas que ponen fotos en las que ven al horizonte, contraen los labios y enseñan media teta, eso sí, media, porque no vayamos a pensar que quieren que les veamos las tetas: no, el asunto tiene que parecer casual aunque jamás logre tener esa apariencia.

jueves, 4 de marzo de 2010

Sobre la religión

El cristianismo enseñó que el mundo está dominado por el mal y que tenemos necesidad de salvación. Y de acuerdo con esos postulados predicó el desprecio del mundo, el altruismo, la castidad y la renuncia a la voluntad propia, o sea, la negación de la voluntad de vivir y de sus goces falaces. Enseñó a reconocer la fuerza santificadora del sufrimiento, y un instrumento de martirio es el símbolo del cristianismo.

Arthur Schopenhauer

martes, 2 de marzo de 2010

Sobre la religión

La religión se parece a alguien que toma de la mano a un individuo ciego por donde éste no puede ver, siendo lo único importante que consiga llegar a su meta y no que lo vea todo.

Arthur Schopenhauer

Música en patines

lunes, 1 de marzo de 2010

Un café, nada más

Quedo de verme con un amigo en un Starbucks que queda "cerca de mi casa". Hay tantos Starbucks cerca de mi casa (y de cualquier casa) que me veo obligado a preguntar, ¿en cuál de todos? Resulta ser el de Picacho. Media hora después estoy sentado en una terraza, debajo de la ubicua sombrilla verde, rodeado de niñas con uniformes idénticos y cigarro en mano. El calor raya en lo abominable. Pero no importa: quiero un café. Y lo quiero caliente; me acabo demasiado rápido los cafés fríos, y, por cincuenta pesos, más vale que me dure dos cigarros.
Mi amigo llega. Nos saludamos. Caminamos hasta la cola y esperamos quince minutos para ser atendidos.
—Hola, buenas tardes. Ah no, buenos días, ¿verdad?, todavía no son tardes —me dice la cajera, esbozando una amplia, amplia sonrisa.
—Sí, buenos días —me río.
—¿Qué vas a llevar?
—A ver, déjame ver...
Observo el menú, justo enfrente de mí. Tanto de donde escoger.
—Un mocca
—¿Blanco?
—¿Perdón?
—¿Blanco?
—¿Cómo que blanco?
—¿Con chocolate blanco?
—Sí.
—¿Caliente?
—Por favor.
—¿De qué tamaño?
—¿Mediano?
La cajera me enseña el tamaño mediano, luego el grande y luego el venti. El mediano es el chico, el grande el mediano y el venti el grande.
—No, no, el chico no, el mediano.
—O sea, ¿el grande?
—No, no quiero el venti.
—El grande es el mediano.
—Entonces ¿el mediano qué es?
—El mediano.
Estoy confundido.
—El grande, entonces.
—Muy bien, ¿tu nombre?
—¿Mi nombre?
—Sí, ¿me lo das?
—Daniel.
—¿Gamiel?
—¿Quién se llama Gamiel?
—Perdón, ¿cómo te llamas? —dice sonriendo.
—Daniel.
—Ah, ¿Daniel?
—Sí, Daniel.
—Muy bien, Daniel.
Pago.
—Aquí te entregan tu café.
Y me guía hasta la última parada de la línea de producción de Starbucks. Ahí, por cierto, hay ya diez personas en claro estado de desesperación.
—Gracias.
Después de un rato llega la palabra que más quería escuchar "Daniel": seguido por: "Mocca blanco venti."
Un señor se para junto a mí al lado del café. Dice ser Daniel y haber pedido un mocca blanco venti. Yo lo pedí grande pero, pienso, entre tanta confusión, quizá me lo hicieron venti; después de todo, como bien me explicó Miss Sonrisas, el venti es el grande y el grande es el mediano y yo ya ni me acuerdo qué pedí.
—Creo que yo también pedí un venti.
—No, yo pedí el venti —me dice el señor.
No pienso discutir, así que pregunto si hay algún otro mocca blanco grande para Daniel.
—Sí, ahí viene: mocca blanco mediano, para Daniel.

Daniel Krauze

QVMT

Sobre mi


Más de una vez me he emocionado pensando que he encontrado a la mujer ideal, para después [Inserte alguna de las siguientes opciones: a)autosabotearme; b)detectar intencionalmente algún mínimo defecto que rompa con la ilusión; c)darme cuenta que la puta no es princesa; d)sentirme estúpido y alejarme sin decir nada; e)todas las anteriores] y entonces decir "no me rifo".