miércoles, 31 de diciembre de 2008

Por si mañana se acaba el mundo

Por si mañana se acaba el mundo hoy decidí hacer algunas cosas que tenía pendientes:

Me levantaré a las 9 de la mañana, beberé, me drogaré, volveré a dormir un poco, besaré a alguien, me reiré un poco, leer no estaría mal, escribiré un cuento corto, filosofaré con mis amigos, escucharé música, seré feliz, me quedaré un rato tirado en el piso sonriendo mientras miro a la luna y llorando al ver como se van destruyendo las estrellas, gritaré algún rato y dejaré de pensar en esa chica tan especial pero fingiré que quiero a otra persona, le haré pensar que puedo comprometerme con algo. No estoy triste, no me doy asco. No me doy asco del todo y tan poco me siento mal, sólo hago un post antes de terminar el año.

Que el próximo año sean mucho mejor, por lo pronto ustedes lean mucho, coman deliciosas bolas de helado, veamos pelis, hagan lo que les gusta hacer.

Salud.

martes, 30 de diciembre de 2008

Variadito

* Ya inicié mi lista de propósitos y deseos para el próximo año. Ninguno del actual se cumplió sobretodo el de andar con Madonna.

* Eso de esperar hasta el seis de enero para abrir los juguetes no está chido. Por puro interés debí haber sido cliente de Santa.

* La uva está a 70 pesos el kilo, orale ¿y como para qué? Total cada año piden lo mismo. Yo les tengo la solución si no les alcanza. Simplemente consigan 12 correos cadena y pues en cada uno pidan algo diferente. En su defecto consigan el Boing de uva y echense 12 traguitos. El efecto será el mismo.

* Me he encontrado con tres joyitas para el PS2, muy raras de encontrar. Viva la piratería (ejem, no la apoyo realmente pero luego si que se rifan).

* Ruth me dado un regalo muy bueno, lo cuidaré te lo juró y si se lo que representa.

* Vi una película sobre el Alzhaimer, no manchen que miedo llegar a viejo y enfermo.

* Que onda con eso de pague ahora su concierto y vaya dentro de seis meses. Ya no tengo dinero por culpa de conciertos que faltan meses para ser realizados.

* Aquí iba a poner una queja pero definitivamente amerita todo un post. Pero le recuerdo a algunas chicas que estamos en el siglo XXI.

* Una señora se formó a las 10 de la mañana en la pista de hielo y logró entrar hasta las 3:30. Mi sueño de patinar en frente de catedral se desvanece.

* Queda un post más antes de que termine el 2008. Son algunas recomendaciones por si ahora el planeta si desaparece. ¿Por qué a todos les daba miedo el 2000 y no el 2009?

Salud.

No entiendo

¿Por qué no todo el mundo puede hacer y vivir lo que le plazca, en lugar de tener que hacer aquello a que lo obligan y las más de las veces lo que puede?

Comerciales

lunes, 29 de diciembre de 2008

QVMT

Un trío antes de terminar el año.




Por último conozcan al Latin Lover.

You're frozen


Es fácil caer en el error de protegerse demasiado: de ensimismarse y no permitir la entrada a nuestras vidas de las personas para evitarnos dolor. El amor es un acto de fe y valentía. Sabemos que atrevernos a acercarnos o a enamorarnos de alguien cuando ya recibimos en el pasado una paliza emocional, no es fácil.

Hay una frase de la obra 'Posdata: tu gato ha muerto' que dice 'La vida es un enorme sandwich de mierda...y cada día hay que darle una mordida'. Es simple pensar así cuando pasas por una crisis de adolorimiento físico por desamor (de verdad duele físicamente. Ruegas porque te pase encima un trailer que aminore esa tortura que parece invisible pero mordaz). De hecho, es uno de los principios de los desórdenes mentales que implican que el afectado se autoinfrinja heridas; el dolor interno es tan profundo, que es necesario sentir dolor físico. De alguna manera se piensa inconcientemente que por ahí escapará lo que se pudre por dentro.
La cosa es que cuando un rompimiento, engaño, ojetez, traición o chingadera nos cruza el alma, decimos trepados en un estrado con pose de dirigente que nunca más seremos capaces de osar enamorarnos o fijarnos en alguien. Es parte del duelo.

Casi todos terminamos por tragarnos nuestras palabras y nos 'trepamos al caballo' otra vez pero cuando no se han tenido ni una ni dos caídas; sino 20, se va creando una coraza cada vez más fuerte y nos congelamos para no sentir más.
Estos casos son comunes porque se da un fenómeno. Digo, en realidad nadie estamos excentos de ser tazajeados por algún o alguna vivales, pero cuando una persona está desequilibrada emocionalmente, tiende a buscar parejas que le provean el autocastigo que no es capaz de darse porque ya bastante se regala. Es más complejo de lo que imaginamos porque esas personas se sienten heridas, deprimidas y sobajadas cuando salen de una relación tortuosa pero tarde o temprano terminan buscando seres que nuevamente les reiteran que la vida es aquel sandwich de mierda. Aquí es donde la fase de congelamiento alcanza grados ultra bajos.

Una canción dice 'You're frozen when your heart's not open' (Sí, de Madonna). Me encanta porque contiene una gran sabiduría. Volver a creer, a confiar y a dejarse caer en ese vacío que se llama 'relación de pareja' donde puedes salir desde con un chipote hasta con un empalamiento; es un acto de fe y de valentía. No más. Pero es preferible eso que dejar que el corazón alcance los 0 grados y dejar de vivir estando vivo. No queda más que volver a abrir el corazón, la mente y...otras partes (jijijijiji).
El dolor pude llegar, pero también pasará. Hay formas de evitarlo. Es por eso que se han creado estudios, especialidades y métodos para una correcta y sana elección de pareja.

Trépense al caballo (o al burro) pero si no fuera por esos guacatazos ¿qué habría que aprender de la naturaleza humana?

Elsy Reyes

domingo, 28 de diciembre de 2008

Finales

Acabo de terminar World of Goo. Para muchos especialistas uno de los mejores juegos del año. Con una simpleza en el gameplay, con retos muy buenos y sin la necesidad de grandes gráficos le partió la cara a grandes producciones. Lo disfrute y sufrí a la vez, aunque los retos nunca fueron tan grandes (es que soy muy listo). Muy recomendable por tan sólo 10 dolaritos.

Que ya sea 2009

Ya quiero ver la quinta temporada de Lost, lo quiero ya. El elemento de querer regresar a la isla si me tiene intrigado.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Regalos navideños


En ocasiones escuchamos que la navidad es más que regalos, que lo importante no es el regalo sino la intención, que a caballo dado no se le mira el colmillo, etc. Pero esas frases son simplemente eso, frases. Por ejemplo, a mi madre le han regalado un venado de ramas de un metro de altura. ¿Un VENADO DE RAMAS de un metro pero para qué? No lleva pilas, no se mueve, no hace nada y no se incrementa el espíritu navideño al verlo. A alguien se lo regalaré el siguiente año, así que cuidado si les regalo algo.


Ustedes cuenten los regalos más cutres que han recibido (no aplica los que yo les he dado).

viernes, 26 de diciembre de 2008

Miercoles musical

Si ya se que no es miércoles, pero más vale tarde que nunca. La primera me dijeron que esta dedicada a Héctor, yo sólo obedezco.


jueves, 25 de diciembre de 2008

Desayuno en el jardín

La campana suena tres veces en el aire fresco de la mañana antes de que Cruz, el fiel mozo y también jardinero, salga a abrir el portón de madera y los salude con una simple inclinación de cabeza y una sonrisa. Meten el coche y lo estacionan en la pequeña glorieta con una fuente en el centro que da a la entrada principal de la casa. Los han invitado a un desayuno con champaña, particularmente a ella, a Graciela, que goza de la simpatía y del cariño de toda la familia. El desayuno lo ofrecen en su honor don Emiliano Aguirre y su esposa doña Esperanza —suegros de su hermana Conchita— en el jardín de su casa en el Pedregal de San Ángel. Ellos conocen a Graciela y a Conchita, su hermana menor, desde niñas, cuando las dos familias vivían en la colonia Guadalupe Inn, antes de que los Aguirre prosperaran económicamente y se mudaran al Pedregal. Los padres eran amigos desde jóvenes, sin imaginarse, ni remotamente, que algún día iban a emparentar a través del matrimonio de Jorge, uno de los hijos de los Aguirre, con Conchita. El motivo del desayuno es la visita de Graciela a la ciudad de México para pasar navidad luego de muchos años de ausencia, pues tan pronto se casó con Simón se fue a vivir a la ciudad de Mexicali donde tuvo a sus dos hijos, niña y varón, que ahora los acompañan.

En lugar de pasarlos a la casa, Cruz los conduce al amplio jardín de cuidado césped, que tiene al fondo una hermosa piscina en forma de riñón. Debajo de una enorme jacaranda los Aguirre han colocado una carpa y una larga mesa llena de viandas, con botellas de champán en cubos de plata repletos de hielo y copas en forma de flauta. La atienden tres meseros vestidos de filipina blanca y corbata de moño negra. Frente a la gran mesa hay varias mesitas dispuestas a la sombra del bello árbol donde ocupa ya su lugar la mayor parte de los invitados. Ah, volver a la ciudad de México en diciembre le trae a Graciela tantísimos recuerdos de juventud, en particular de su adolescencia, cuando estudiaba en el Colegio Francés del Pedregal. Entonces las vacaciones escolares se iniciaban en diciembre y tal vez por ello ese mes se había convertido en su preferido. Empezaban exámenes la última semana de noviembre y se prolongaban hasta la primera semana de diciembre: gustaba salir de la escuela con el cielo nublado, el aire gris y frío para encontrarse con los muchachos que las esperaban con chamarra gruesa y bufanda, a veces hasta guantes, para verlas y saludarlas y hasta quedarse a conversar un rato antes de que ellas se retiraran a casa para preparar el examen del día siguiente. Para Graciela cada examen representaba un reto pues siempre estudiaba con esmero, hacía resúmenes y cuadros sinópticos, repasaba temprano en la madrugada y se concentraba lo más que podía durante las dos o más horas que duraba cada prueba. Por lo general salía satisfecha y contenta a discutir con sus amigas sus dudas, a corroborar respuestas y a cerciorarse de que había respondido bien y eso era tal vez lo que le hacía recordar con placer aquellas frías mañanas de diciembre de esa misma ciudad que ahora volvía a aspirar. Nada le gustaba tanto a Graciela como la época navideña: el frío, la luz plateada del atardecer en la ciudad, el aire fresco, transparente y energético, la música que tocaban en el radio. Vaya, hasta los repetitivos anuncios comerciales que contribuían a intensificar el sentimiento de nostalgia que esa mañana la invade.


Graciela tenía entonces doce años y él dieciséis y muchas veces salían juntos en bicicleta a pasear en las tardes por todo el sur de la ciudad. Él conocía muchos lugares interesantes, atractivos y completamente desconocidos para ella: fuentes medio escondidas, callejuelas, cafetines o parques, placitas por el rumbo de San Ángel o de Coyoacán, los Viveros, "la vereda tropical", como habían bautizado al sendero que corría paralelo a la avenida Universidad con un arroyito de agua, antes de que entubaran el río Churubusco, las calles arboladas de la colonia San Borja del Valle, o los grandes terrenos pedregosos de la Romero de Terreros. Alguna vez llegaron a ir en la bicicleta hasta la cima del Cerro de la Estrella. Él siempre pendiente de Graciela y aunque a ambos les gustaba la velocidad nunca la dejaba muy atrás y en las calles con mucho tráfico iba junto a ella dejándola siempre al lado derecho y si había camiones la hacía pegarse un poco a la banqueta pues sabía que en la ciudad nadie respeta a los ciclistas. Cuando empezaba a oscurecer emprendían el regreso a casa. Muchas veces se detenían un rato a comer tacos con la gorda Chelo en la avenida Coyoacán o tortas en don Cuco, a tomar una malteada en Chiandonni o un café en el Tecolote para luego llegar a casa de Graciela donde ella lo invitaba a oír discos mientras miraban su álbum familiar o a ver un rato la televisión antes de que llegara su papá. Él siempre se iba antes de las nueve. Se despedían como dos buenos amigos que saben divertirse juntos y pasarla bien.

Todo había empezado porque ella se lo encontraba invariablemente dando vueltas a la manzana en bicicleta, o rumbo a la escuela, o a comprar el Esto o parado en la tienda de la esquina bebiendo un refresco con sus hermanos y con otros chicos de la colonia. Hasta el día en que la abordó y le preguntó a dónde iba y ella dijo que a la panadería y él le propuso llevarla en los diablos. Graciela accedió con aparente naturalidad, temerosa de que se enteraran su padre o sus hermanos a pesar de que él era el mejor amigo de su hermano Ernesto. Y no olvida la sensación de ir de pie, cogida de su espalda a toda velocidad, por las calles de la Guadalupe Inn sorteando automóviles, peatones, otros ciclistas para llegar derrapando a la panadería en Insurgentes y de allí emprender el regreso, ella con la bolsa de pan en una mano y la otra firmemente agarrada de su hombro. Esa historia se repitió después muchas veces no sólo para ir a la panadería sino para que él le diera un aventón a casa de su amiga Beatriz, a la papelería, a Mínimax o a la pista de hielo. Después ella misma decidió acompañarlo en sus paseos con su propia bicicleta.

Pero todo eso se acabó el día en que fueron juntos al Parque Hundido y en un acto de exhibicionismo él intentó descender la cuesta más empinada a toda velocidad para azoro y admiración de ella, sólo que en el último momento perdió el control de la bicicleta y fue a estrellarse contra el muro. Se fracturó una pierna y sangró por la nariz y la boca y ella lo tuvo que ayudar, avisar a su casa y dejar las bicicletas encargadas en una papelería, lo llevó en taxi al hospital San José en Avenida Universidad para que lo curaran, pues tenía el hueso salido, y cuando le dijeron que había que operarlo de emergencia se ofreció a rasurarle la pierna, previa inyección de anestesia, pues ella quería cuidarlo en lugar de la enfermera antes de que llegaran sus padres alarmados y compungidos y de que entrara a cirugía para que le pusieran un clavo de platino.

El accidente cambió todo. A partir de entonces ella lo acompañaba cuando empezó a caminar con muletas. Los domingos se encontraban siempre en misa de una y a Graciela le llamaba la atención su fervor y el hecho de que comulgara semana a semana, cosa que ni ella misma hacía. Luego de misa se saludaban y ya restablecido en muchas ocasiones regresaban de la iglesia a pie, generalmente en grupo, aunque él siempre se las ingeniaba para acercársele y conversar y cuando iban a la fuente de sodas o a tomar un helado al Yom Yom, él se sentaba junto a ella e insistía en invitarla.

Ese año él ingresó a la prepa y se metió al bachillerato de leyes pues por ser el mayor su padre, un eminente abogado de mucho carácter, esperaba que tanto él como Gustavo, su hermano menor, trabajaran en el despacho con él. Su madre, en cambio, era lo opuesto: sumisa y beata iba todos los días a misa de siete y luego hacía labor de apostolado como voluntaria en un hospital para gente con parálisis cerebral. Su padre, calvo, extrovertido y dominante ejercía una fuerte influencia sobre su primogénito que trataba de complacerlo en todo.

Esa navidad fueron por primera vez juntos a Liverpool a comprar sus regalos y ella le consultaba qué darle a sus hermanos, a los que él conocía muy bien pues además de vivir en la cuadra estaban en el Club France donde practicaban natación y jugaban en el mismo equipo de futbol. A partir de ese año él siempre le regaló a Graciela algo especial. La primera vez le dio, para su desconcierto, una jirafa de peluche de la que ella había dicho de pasada en Sanborn's y sin darle la mayor importancia "mira qué mona". Cuál no sería su sorpresa en la Nochebuena cuando él llegó a su casa con la jirafa y ella no tenía nada que darle, así que no le quedó más que decirle "te debo tu regalo". A partir de ese año ella se esmeró en regalarle algo que le gustara hecho con sus propias manos. Aprendió a tejer y la navidad siguiente le obsequió un sweater negro con vivos azules que él no se quitó en todo el año. La navidad siguiente él le consiguió el disco donde venía la canción "Sellado con un beso" de Brian Highland, que no se conseguía en México y que él había encargado en el Disco Rayado de la calle de Puebla y que le entregaron justo en la víspera. La portada del LP tenía unos besos con lápiz labial alrededor de la foto del cantante que la pusieron un poco nerviosa. Ella aprovechó para darle un cuadernito con caricaturas y fotografías recortadas de periódicos y revistas, algunas humorísticas, otras curiosas y una que otra romántica a las que ella añadía alguna frasecita simpática, una cita o un verso de lo que había leído durante el año y que le parecía pertinente para ilustrar la fotografía. Esa vez le incluyó una foto de una pareja recostada sobre la arena frente al mar en pleno atardecer abrazándose, con la cual Graciela utilizó la frase de una novela que acababa de leer y que le había gustado mucho: "Locura lunar junto a la playa, locura lunar arde en mis venas." Y cuando él entusiasmado y risueño vio la foto un tanto sorprendido y se volvió a mirarla directamente a los ojos, ella, sin saber porqué, sintió la cara caliente, se ruborizó y bajó la vista. Ninguno de los dos comentó nada y siguieron hojeando juntos el cuadernito en silencio. Sí, a partir de esa navidad las cosas empezaron a cambiar.
—¡Bienvenida! —le dice don Emiliano extendiéndole los brazos.
—Muchísimas gracias —contesta Graciela abrazándolo—. No se imagina qué halagada me siento con este desayuno. Hace tanto que no veo a la familia... ¡Ay Doña Esperanza qué gusto! —exclama y luego de abrazar a don Emiliano le extiende los brazos a la señora que esperaba junto a su marido para saludarla.
—Te junté a todos mis hijos con sus familias y algunos de los amigos de la colonia para que los pudieras ver —dice la señora— por eso pensamos que lo mejor sería un desayuno porque en esta época es tan difícil reunirlos a todos con tantos compromisos.
—Muchas gracias, señora, pero permítame presentarle a mi esposo y a mis hijos —interviene Graciela—. Mi esposo Simón y mis hijos Alfredo y Gracielita. Ellos son los señores de los que tanto les he platicado —dice explicándole a su familia—: don Emiliano y doña Esperanza que fueron para Conchita y para mí como unos segundos padres.

Hechas las presentaciones van a saludar a las distintas mesas donde se encuentra el resto de la familia y los amigos. La primera en ponerse de pie es su propia hermana Conchita con su esposo Jorge.
—Hermanita —dice Conchita—, hasta que se nos hizo... y se dan un fuerte abrazo.
—¡Cuñado! —dice Graciela—. ¡Feliz Navidad!
Poco a poco proceden a saludar, primero a los miembros de la familia Aguirre: Ahí está Humberto, el mayor, con su esposa Adela y sus dos chiquitines; Miriam, divorciada ya, con su hija Marjorie que casi parece su hermana; Carlos con su esposa Elena aún sin hijos y las dos más chicas, solteras pero hechas todas unas señoritas. Pasan a las otras mesas: ahí está su primo Óscar con su esposa Martha y amigos de la cuadra como Rodolfo también ya casado; Beatriz que fue su mejor amiga durante años, también con su esposo y sus dos hijitas, y sus propios hermanos Ernesto y Emilio con su respectiva familia. Qué felicidad haber reunido a toda esa gente tan querida para ella que, aunque forma parte de un pasado lejano, sigue ocupando un lugar muy importante en su corazón. De pronto ella se percata de su presencia: sereno, delgado, un poco encanecido y ligeramente calvo, viste de traje oscuro y corbata.
—Claudio, permíteme presentarte a mi marido.
—Simón, él es el padre Claudio —dice Graciela—, amigo de infancia de todos.
—Mucho gusto —contesta Claudio con voz grave y pausada—. Qué tal Graciela. Qué bien te ves —le dice extendiéndole la mano.

Y luego él empezó a usar el coche de su familia y pasaba por ella y por sus hermanos para ir a los bailes, a las kermeses, a los rallys y días de campo, a las excursiones a las pirámides y a Xochimilco. Y cuando los Aguirre se hicieron de una casa en Cuernavaca y se iban a pasar ahí la semana santa, las invitaban a ella y a Conchita unos días y mientras ellas se encontraban ahí él llegaba infaliblemente con sus hermanos y los demás amigos de la colonia y juntos se metían a nadar y organizaban juegos de water polo y concursos de clavados y luego jugaban badmington o volibol para después sentarse a la mesa a comer juntos y por las noches jugaban lotería y dominó, partidas de póquer o pula y a veces salían en grupo a tomar una copa a Las Mañanitas o a bailar al Kaoba, y fue entonces cuando él le enseñó a bailar rock y rumba y de vez en cuando la sacaba a bailar alguna pieza romántica sintiendo ligeramente el calor de su mejilla y lo áspero de su barba. Cuando ella se graduó de prepa le pidió a él que la acompañara al baile a pesar de que otros pretendientes querían ir como su pareja. Ella sentía que sólo entre ellos dos había una total camaradería, una espontaneidad y una relación natural en la que ninguno se sentía forzado a actuar o a comportarse diferente a como realmente era, y eso no le pasaba con sus otros pretendientes a los que consideraba pedantes, aburridos, sin chiste o francamente tontos.

Los sientan en la mesa de honor, junto con los señores Aguirre, con su hermana Conchita y Jorge, junto a Beatriz que había sido su mejor amiga durante años y su esposo, a quien también conocía desde la infancia y a lado de su padre que había quedado viudo e iba una vez al año a Mexicali a pasar unos días con ella. En esa mesa se encuentra también la madre de Claudio, cuyo divorcio escandalizó a todos los de la colonia pues iba totalmente en contra de sus más arraigados preceptos religiosos. Los dos niños se habían ido a sentar con los primos y la gente menor.
—Pasen a servirse —los invita doña Esperanza—, pensamos que un buffet sería lo más práctico para todos. No se les olviden sus copas de champaña para que podamos brindar. Ella se levanta seguida de Simón y empiezan a servirse. Sabe que todo el mundo la mira. Qué duda cabe de que Simón ha sido un buen esposo, un buen padre, un hombre trabajador y cumplido, sin vicios de ninguna especie. Sin embargo, esa mañana de diciembre mientras se sirve un poco de salmón, dos o tres ostras, una cucharada de caviar con huevo y alcaparras y dos camarones al natural siente una cierta desazón que empieza a oscurecer su dicha navideña. Vuelve a la mesa junto a Simón y dice:
—Salud y muchas gracias por este extraordinario recibimiento.
—Salud —contestan los de la mesa y brindan por Graciela y por Simón.
Así fueron pasando los años. Él ingresó a la Facultad de Derecho aunque un día en la azotea de su casa, donde él y su hermano tenían un estudio y donde a veces la invitaba a tomar un café, le confesó que realmente no estaba muy seguro si lo que quería era estudiar leyes y empezó a dudar si debería o no trabajar con su padre; pese a ello continuó con su carrera en la Universidad hasta que ella ingresó a la Facultad de Filosofía a estudiar psicología.

Y fue unos días después de navidad, a principios de enero, un lunes en la mañana en que las cimas que circundan la ciudad amanecieron nevadas, sobre todo el Ajusco y hasta la carretera a Cuernavaca, que él la llamó por teléfono temprano y le preguntó si quería ir a ver la nieve que ninguno de los dos conocía aún. Ella tenía clase pero le pidió que pasara por ella a la facultad un poco después del mediodía. Él la recogió en la puerta y ya en su coche, con la calefacción del Volkswagen a todo lo que daba llegaron hasta La Cima, un poco antes de Tres Marías. Estacionaron el auto y empezaron a correr y a aventarse bolas de nieve y se internaron en el campo entre los pinos hasta que dieron con un claro, y entre los dos hicieron un muñeco y cuando acabaron ella se quitó la bufanda para ponérsela en torno al cuello y él la abrazó y le plantó un beso en la boca. Hacía mucho que ella anhelaba ese momento. Había sido un beso de amor, un beso puro en el que ella sintió su aliento caliente y su nariz fría, sus brazos alrededor de la cintura. Y en ese preciso instante empezó a nevar y ella no supo porqué pensó que ése era un aviso de que el cielo compartía con ella su felicidad. Regresaron en silencio, cogidos de la mano sin decir palabra.

Poco a poco Graciela empieza a sentir las miradas clavadas sobre ella. Pero no se inmuta y sigue conversando con los Aguirre que muestran una auténtica emoción de volverla a ver. Don Emiliano les insiste:
—Otra copita de champán Gracielita que hace mucho que no teníamos el gusto de que nos acompañaras.
—Claro que sí don Emiliano —contesta ella—. Salud a todos.
El mesero les llena la copa a ella y a Simón, una y otra vez, para brindar con los de la mesa y con los amigos que se acercan a saludar, con Beatriz particularmente, que ha acaparado su atención, poniéndola al día de noticias y chismarajos. Entre copas y pláticas Graciela empieza a ver las cosas de muy lejos y el jardín gira suavemente alrededor suyo. Siente un poco de compasión por Simón. Nunca lo ha amado como a Claudio. Es el padre de sus hijos, y lo quiere y respeta, pero jamás la ha hecho sentir, nunca le hizo sentir aquella plenitud que vivió durante las épocas navideñas.
—¿Estás llorando? —le pregunta Beatriz.
—Es que estoy tan emocionada —le contesta enjugándose una lágrima.

Cuando Graciela se enteró, por su hermano Ernesto, de que Claudio había abandonado sus estudios de leyes para entrar al seminario y convertirse en sacerdote simplemente no lo podía creer. La noticia había causado un gran disgusto en la familia de él. El más afectado fue sin duda el padre, el licenciado. Prácticamente había roto con Claudio y, de no haber sido por la madre, que abogó por él para que respetaran su decisión, seguramente hubiera hecho cualquier cosa para impedir que Claudio ingresara al seminario. Graciela se llenó de desconcierto y desilusión. Aunque en realidad él nunca se le había declarado, todo mundo los consideraba novios y además Claudio era un muchacho de lo más normal, alegre, entusiasta, bien parecido, inteligente, deportista, estudioso, con mucho pegue entre las chicas. Había tenido un par de novias previas a su relación con ella, chicas de la colonia que por algún motivo a ella nunca le habían caído bien, un poco mayores que Graciela, pero a las que saludaba como si nada sintiéndose secretamente superior. Sabía perfectamente que la prefería sobre cualquier otra chica y sobre sus propios hermanos de los que había sido tan amigo. Así que la noticia le cayó como un balde de agua fría y le produjo un enorme dolor: ¿no había sido suficientemente mujer?

Por supuesto que ella estaba enamorada de él desde niña, aun sin darse cuenta, y si no, hubiera reaccionado de otro modo aquella vez que aceptó la invitación, ese día de invierno en el que él se encontraba solo en su casa, pues sus padres estaban de vacaciones con su hermano Gustavo. En cuanto ella llegó le puso un disco, encendió el árbol de navidad y le invitó una copa mientras preparaba un coctel de abulón y marinaba la carne que había ido a comprar hasta la zona rosa para prepararla a la tártara. Conversaban y bebían y él ponía un disco tras otro sin volverlo a su funda y lo dejaba caer sobre la alfombra para poner otra canción y luego otra. Se veía tan contento que antes de sentarse en el comedor sacó una botella de vino tinto de la cava de su padre y luego del postre la invitó a bailar diciéndole ¿me permites bailar esta pieza contigo? A lo cual ella respondió simplemente poniéndose de pie y pegando su mejilla a la suya. Y luego subieron a la recámara de sus padres y ella vio la cama king size y el tocador de la señora repleto de botellitas de perfume, pomos, motas y cepillos con un alajero al centro y el gran espejo sobre la pared y el vestidor donde tenía infinidad de vestidos, y el perchero del padre. Y él le dijo que se recostara, que no le iba a hacer nada, que no tuviera miedo y ella se dejó acariciar y dejó que la besara y le subió la falda y le acarició las piernas, cada vez más arriba, y la tocó por debajo de la blusa, y sintió sus manos cálidas sobre sus senos y sus besos cada vez más ardientes y no tengas miedo le insistía él, no vamos a hacer nada que no quieras y él también se quitaba la ropa, la camisa y el pantalón hasta quedar completamente desnudo, excitado admirándola. Y la besaba más acercándose mucho a ella y no tengas miedo le repetía y aunque ella no decía nada lo deseaba y sentía pudor de abrazarlo con tanta fuerza hasta que sobre su vientre sintió el calor de su semen mientras él le repetía te quiero, te quiero...

Graciela no intentó hablar con Claudio para que le explicara porqué decidía ingresar al seminario renunciando a ella. Él dejó de frecuentarla, incluso a la familia, como tratando de borrarse por completo de los ojos del mundo hasta que Graciela se enteró de que los padres de Claudio se habían separado —su madre no había aceptado divorciarse— y que el licenciado se había salido de su casa y vivía ya con otra mujer, con su secretaria. Una tarde se lo encontró en el súper de casualidad, cada quien con su carrito, topándose de frente.
—¿Ya te enteraste, verdad? —le dijo él sin mayor preámbulo.
—Sí, me lo dijo Ernesto —contestó ella sin mayor énfasis.
—¿Qué opinas?
—Qué voy a opinar, que te deseo lo mejor y espero que seas muy feliz.
—Gracias —dijo él bajando la vista—. Yo también te deseo lo mejor y que Dios te bendiga.
Esas palabras las había pronunciado sin aparente emoción. No se dijo más. Graciela cogió su carrito y avanzó lentamente sintiendo la cara ardiente; se negó a volver la vista a sabiendas de que él se había quedado ahí, parado, siguiéndola con los ojos tal vez a la espera de que ella volteara y le dijera algo, cualquier cosa. Aunque fuera un reclamo airado. Pero no. Graciela buscó perderse entre la gente. ¿Qué hubiera sucedido si aquella tarde ella se hubiera dignado a encararlo? Eso ya nunca lo sabría.

Poco después le ofrecieron la beca de intercambio para estudiar una maestría en Berkeley. Aceptó sin titubear. Durante esos meses conoció a Simón, que ya se había recibido de ingeniero y tomaba un curso intensivo de inglés en la misma universidad. Empezó a aceptar sus invitaciones sin entusiasmo, más bien para matar el tiempo y no estar pensando en él todo el día. Iban al cine, al teatro, a cenar, a algún partido de americano, y casi sin darse cuenta se fueron involucrando, se hicieron novios y a los pocos meses él le pidió que se casaran. Ella aceptó. Sus futuros suegros fueron a pedirla a la ciudad y al poco tiempo se casaron en Mexicali, donde Simón tenía un trabajo seguro y estable, y ahí se quedaron a vivir.

Ese mediodía en el jardín de la casa de los Aguirre, ligeramente mareada, con el sol entibiando el ambiente, los ánimos exaltados y el bullicio de la gente y las risas a su alrededor, Graciela se pregunta qué hubiera ocurrido si en lugar de casarse con Simón se hubiera casado con Claudio. Tal vez se ha equivocado suponiendo que pudo haber sido feliz con él. Tal vez su destino y su propia personalidad la habían llevado a buscar un matrimonio tranquilo y estable en lugar de la apasionada e intensa vida que ella vislumbraba en sus ensoñaciones juveniles, vanas, pues él nunca le propuso matrimonio. De pronto intuye cuál es la pieza que le faltaba. De golpe le viene a la mente aquella tarde en que, después de mucho platicar, Claudio le propuso ir a un motel en vez del drive in o al autocinema. Aunque apenada, Graciela aceptó y él se dirigió a la carretera vieja de Cuernavaca. Entraron al motelucho, ella agachada en el asiento, y Claudio se bajó a pagar el cuarto y de repente se subió al auto furioso, lo echó a andar y sin mayor explicación dijo: "nos vamos". "¿Por qué?", preguntó ella. "Por nada, nos largamos de aquí" masculló y salió rechinando llanta sin hablar hasta que llegaron a su casa y le pidió que se bajara. Estaba con el rostro descompuesto, enojado, asqueado, aunque ella sabía que definitivamente no había sido por su causa. ¿Qué vio Claudio aquella tarde en el motel que tanto lo había alterado? ¿No sería a su padre, el licenciado? Y en ese preciso instante, como jalada por una fuerza extraña, ella vuelve la cara y, sin proponérselo, se encuentra directamente la mirada de Claudio, los ojos brillosos y fijos completamente apacibles posados en su persona, como tratando de ubicarla en relación a él, a su vida. No, no es una mirada ni agresiva ni desafiante, al contrario: se trata de una mirada de admiración, de comprensión, de complicidad, de reconocimiento que la jala de manera involuntaria, como parte de un acto espontáneo, del más genuino afecto y acaso de amor. Sus ojos los unen por un instante y se sonríen uno al otro. Tal vez en ese momento él también se preguntaba qué hubiera sido de su vida si en lugar de haberse refugiado en el seminario Graciela fuera su mujer.

Hernán Lara Zavala

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Un día como hoy

En diciembre de 2000 me quedé sin empleo. Fox había llegado a la presidencia y los despidos masivos en el PRI se dieron instantáneamente, muy pocos lograron quedarse en el gobierno. Ya para el día quince entré a trabajar en el IFE. A diferencia de las personas que ingresaron conmigo, yo no tenía necesidad del empleo, no mantenía a nadie, no tenía deudas.

Junto conmigo entró a trabajar un chico llamado (no recuerdo su nombre y lo lamento), el cual era el único sostén de su familia, comprendida por esposa y dos hijos. Vivía en una zona muy alejada en Ecatepec y con ese empleo tenía la intención de lograr sobrellevar las fiestas navideñas y poder comprar los juguetes para el día de reyes.

Las oficinas se encontraban sobre periférico, a 25 minutos caminando del metro Barranca del Muerto. Salíamos a las 10 de la noche y todos tomábamos un microbus para estar en cinco minutos en el metro. Todos menos él, llegaba y se iba caminando al metro independientemente de las condiciones meteorológicas que hubiera. Mi amigo siempre trataba de ahorrar cualquier peso, había días que no comía o se compraba unos cacahuates y así aguantar hasta llegar a su hogar.

Para mí conocerlo fue una gran enseñanza. Él era el mejor ejemplo del mexicano dispuesto a hacer lo que sea por llevar la comida a su familia, por darle una sonrisa a sus hijos, ver todos sus sacrificios. Me gustaba escuchar sus historias y saber en su mirada que nunca se rendiría por más obstáculos que se le pusieran enfrente.

Yo dejé de trabajar para el 15 de enero, tenía que regresar a clases en la ENAH. Nunca volví a saber de él. Al final me gustó no recordar su nombre ya que de esa manera puedo honrar a todas esas personas, a todos esos anónimos, a todos aquellos que no se sus nombres pero que todos los días salen a chingarse el lomo, a partirse la madre por su familia. A esos que se prometieron hacer lo que sea para que sus hijos tengan una infancia normal.

A todas esas personas hoy les hago una reverencia, hoy brindo por ustedes y les deseo que tengan un feliz 24 de diciembre independientemente de la situación en que se encuentren. Yo se que son grandes, pero hoy lo son más.

Por ustedes.

Salud.

Ángel Caído.

martes, 23 de diciembre de 2008

Sobre la religión

Entiendo que la religión aprendió hace mucho a sortear con argumentos la crueldad cósmica, pero es la ausencia de protesta, la eficiencia intelectual, lo que me resulta repugnante. Quienes afirman pulcramente no tener explicación, que todo es un misterio, que los designios del universo y su Creador rebasan las facultades de la mente, están predispuestos a la tragedia. Deberían admitir más cándidamente que prefieren no reflexionar sobre las implicaciones espirituales de la destrucción natural porque quieren proteger aquello en lo que creen. Después de tal desastre, la gente religiosa tiene más trabajo mental que la gente irreligiosa, porque son ellos quienes predican el gobierno benevolente del mundo. A veces enseñan algo mucho peor: la explicación punitiva del sufrimiento, la idea de que esto no es el mal, sino la justicia.

Comerciales

El hombre perfecto que toda mujer desea.

lunes, 22 de diciembre de 2008

QVMT

Extrañando a la ex.


Recordando

Lo primero que hice al despertar fue pensar en ella y enviarle un fragmento de esta canción por SMS. Hay días en que no tengo palabras para decir lo que siento, pero lo siento. Generalmente recurro a palabras de otros, canciones, poema, frases sueltas, pero ella sabe que la quiero. Es para ti, por todo, por siempre, para siempre. De corazón, aunque nos encontremos hasta mañana.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Finales

Por fin lo terminé y verdaderamente es de festejar. Después de año y medio intentándolo (ok, había meses que ni lo tocaba pero ese es el tiempo oficial), al fin, concluí la historia de Final Fantasy II. La razón de que me haya tomado tanto tiempo se debe a que el juego es de 1988. Así que lanzo yo el reto de conocer a alguien que lo haya acabado en esa época, simplemente me resulta imposible creer que alguien disfrutó el juego en esos años. Sin internet, sin guias, sin algún elemento a donde recurrir una vez que queda uno perdido. Y es que el juego resulta completamente difícil, el mundo a recorrer es enorme y los habitantes de los pueblos te dan muy poca información de lo que uno debe hacer y hacia donde ir. Sin una guia simplemente no hubiera llegado ni a la mitad. Por lo demás, se trata de un RPG clásico, con muy buena música e historia profunda.
La batalla final en versión PSP.

El final es de la versión del GBA.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Alice

El pasado domingo terminó la primera temporada de Alice, serie de HBO con producción latina. Este año HBO le apostó a latinoamérica realizando dos series originales: Capadocia y Alice. La primera con una trabajo mayoritariamente de México, mientras que Alice fue producido en Brasil.

Por mucho Alice fue una mejor serie, a pesar de que Capadocia se supone tendría una mejor historia y reparto. Sin embargo, las actuaciones dejaron mucho que desear al utilizar actorcitos telenoveros de Televisa y TV Azteca. En cambio Alice contó con un reparto más compacto y una historia más simple, dando por resultado un trabajo impecable.


Nos encontramos con la historia en donde la chica de provincia va a la ciudad y se queda sorprendida ante una gran metrópoli, y es aquí donde todo empieza a brillar. Alice decide no volver a su pueblo y quedarse a la ciudad que la ha embriagado, todo es nuevo para ella y todo lo absorbe, está en una constante placer, ella ve una ciudad que la gente del lugar nunca ha visto (que incluso me hace pensar en la manera en como veo la ciudad). Hasta los elementos negativos de la ciudad (delincuencia, tráfico, etc) contienen un simbolismo distinto. Alice quiere comerse la ciudad, tragarla entera y en ocasiones corre el peligro de que la ciudad la absorba por completo, sin dejarla respirar.

La serie se vuelve valiosa al mostrar a una mujer que quiere sobresalir, que quiere triunfar, que no se rinde ante los obstáculos y las palabras de las personas. Es la batalla ante un mar de gente, es mostrar los sueños de una sola persona que se mueve entre millones de individuos. La ciudad deja de tener sentido ante un sujeto que no se mueve en masa como los demás, que se detiene, observa y si es necesario grita, pero nunca dará un paso hacia atrás.

Me encantó y si no la han visto deberán buscarla, es una obligación.

Odio tanto que...

Situación:
Vas por la calle de traje y, de pronto, un auto te salpica con el agua de un charco.



Ok, hoy le faltó carnita al post, pero ya están todos los post de aquí a que termine el año, así que no pueden perderse la bonita historia que preparé para el 24 de diciembre.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Consejo

Eres lista y tendrás una vida feliz si aprendes a no aferrarte a las cosas. No pienses demasiado sobre lo que está bien y lo que está mal. Sólo te harás daño a ti misma.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

martes, 16 de diciembre de 2008

Pablo Silenciario: Habla Melisa

-Cuando hago el amor con Pedro
me imagino que estoy con Carlos.
Cuando me toma Carlos pienso en Alberto
y si me tiene Alberto vuelve el deseo
de acostarme otra vez con Pedro.

Reniego siempre del que está en mis brazos.
Por tanto ellos
me aman con más ardor que a ninguna otra.

Mujer, si tú me juzgas una gran puta,
un mal ejemplo, un monstruo
(aunque muy hermosa),
desde luego lo acepto y estoy de acuerdo.

Pero entonces, amiga, por favor quédate
con la horrible miseria de que te ame
tan sólo un hombre en vez de tres o cuatro.

José Emilio Pacheco

Google

lunes, 15 de diciembre de 2008

QVMT

Es inicio del Showman.


El amor de tu vida


A diario cruzan en nuestro caminito cientos de personas, a veces miles. En el tráfico, trabajo, escuela, parques, museos, calles, restaurantes, librerías, estadios... por lo general estamos rodeados de desconocidos. Desconocidos que tienen una vida tan complicada como la nuestra, o quizá más. Probablemente también sean hijos, hermanos, padres, esposos o amantes. Quizá también alguno de ellos esté a punto de casarse, o divorciándose, o viva sólo, o sea parte de una familia numerosa, o pronto sea padre, o acaba de morírsele la persona que más amaba. Todo es probable. Incluso alguno de ellos puede ser un ladrón, una persona que hace milagros, un espía, el próximo presidente, un asesino en serie o el inventor de una cura para el cáncer. Uno nunca sabe. Y tal vez, pero sólo tal vez, en varias ocasiones te has cruzado con el amor de tu vida pero no te has dado cuenta porque para ti, al igual que para él, esa persona es una más de los otros.

Volovan

domingo, 14 de diciembre de 2008

Finales

El día de hoy toca hablar de una de las mascotas de Sony que no han querido que se convierta como tal, pero que bien podría entrar en esa categoría. En otra ocasión ya he hablado de Ratchet and Clank, un juego de plataforma que siempre cumple con el objetivo de divertir. Es más en Ratchet and Clank: Up Your Arsenal podemos ver elementos que después fueron utilizados por Nintendo ya mejor explotados. Reafirmo que el juego es divertido, pero definitivamente necesita una renovación en la historia para dejar de sentirse repetitivo, pero sigue siendo su humor lo que me hace regresar.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Nada

Pues después de dos post relacionados con el odio y por la linda época de paz y armonía, decidí hacer otra entrada para desearles un feliz fin de semana. Ya estoy preparando los posts para la siguiente semana en donde me alejaré por completo del mundo virtual (me prometí no llevarme ningún equipo que me permita conectarme). Así que no se olviden de visitar su blog consentido mientras yo disfruto de la playa (ya me compré mi traje de baño de hilo dental, yumi).

Les dejo esta canción que no me puedo sacar de la cabeza. Es de la serie Bleach que ya me desesperó de ver un capítulo por semana (voy en el 32 y son más de 200).

El mundo anda loco por el perro héroe, ja.

Odio tanto que...

No sé si sólo soy yo y mi neurosis pero detesto cómo la gente mayor obliga a los demás a hacer lo que considera correcto sólo porque a ellos les funciona. Explico brevemente:
bautizo,
niños corriendo,
niño cae,
llora sin consuelo,
mujer metiche opina sobre lo ocurrido, mujer metiche se levanta a ver al niño, mamá del niño caído mira con sorpresa el interés de mujer metiche,
mujer metiche ordena a la mama de niño caído que (no lo dijo así pero es lo mismo) que preparara un emplasto con saliva y azúcar para 'curar' al niño,
mamá del niño caído procede con tal de que mujer metiche finalmente guarde silencio, niño caído (asqueado) deja de llorar ante la sorpresa de verse embarrado de baba dulce, se la quita violentamente y regresa a jugar.
Perdí la paciencia. Me contuve, pero estuve a punto de explotar y gritarle cosas como ¿podría explicarme qué es lo que libera el azúcar con saliva que alivia los golpes en la cabeza? En fin, debe ser sólo mi neurosis. Pero igual, me caga la gente como mujer metiche.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Odio tanto que...

¿Qué onda con los vendedores de discos dentro del metro? Llega diciembre y entonces sacan el disco de novedad "Las mejores canciones sobre la navidad". El problema es que siempre son las mismas canciones. ¿Qué no existen nuevas versiones y canciones referentes a la navidad en los últimos años? ¿Qué no Luismi hasta sacó su disco navideño? ¿Qué tenemos que volver a escuchar cada año la vieja versión de "los peces en río" de las geniales Pandora? ¿Por qué puros temas de hace más de veinte años?

Lo que ya no soporto es que el disco que van promocionando SIEMPRE empiece con las ardillitas de Lalo Guerrero.

Promesas no cumplidas


Me molesta que la gente escuche mentiras y se las crea, sobretodo viniendo de políticos. Para las autoridades ahora no tenemos crecimiento económico, ni empleos y alza en precios por culpa de la recesión económica mundial. Pero las cifras iban a ser similares con o sin recesión, así que no se dejen engañar. México lleva años de crecimiento económico mediocre y con poca generación de empleos. Pero hoy los ineptos se escudan en otras circunstancias para no mostrar lo pésimos que son para administrar el país.

martes, 9 de diciembre de 2008

Wall-e

Uyyyyyyyyy, vengo llegando del Mezcladito y ya me he comprado el Blu-ray de Wall-e. Chido por el chavo que me atendió porque todavía no lo estaban vendiendo y se animó a dármelo después de ver mi cara de tristeza.



No hay mucho contenido extra, pero si es una compra obligada. La película me fascinó por la manera de abordar el binomio soledad-amor del robot. Puntos extra a la película por no tener un sólo dialogo en la primera media hora y sin embargo mantener interesados a los niños. Pero mi mayor felicidad hubiera sido que Wall-e se hubiera convertido en un robot sin personalidad, sin la capacidad de recordar a EVE y ella se hubiera quedado sola (muy de Shakespeare). Con un final así yo me hubiera parado a aplaudir a los realizadores mientras que todos los niños llorarían y no podrían dormir durante días. Chale, me hubieran consultado los de Pixar para que hicieran ese final.

La santa (sic) muerte

En Noviembre pasado durante el concierto de Los Auténticos Decadentes comencé a platicar con una chava que se encontraba ahí. La chica era bonita, simpática y sobretodo soltera, así que yo estaba más que puesto para hacer todo lo que se debe hacer en estos casos. Todo estaba muy bien hasta que:
Ella: Oye ¿Tu crees en la Santa Muerte?
Yo Interno: ¿WTF?
Yo: No. ¿Qué tu si?
Ella: Yo si, aunque cada quién sus creencias. A mí, por ejemplo, me ha ayudado mucho.
Yo Interno: ¿WTF?
Yo: Ejem, mmmmmm, Ok. Bueno, deja les comento algo a mis amigos. Ahorita regreso.

Bueno, pues la santa (sic) muerte arruinó el ligue que tenía planeado. ¿Qué onda con sus creyentes? ¿Cómo pueden creer en.... en... pues en "eso"? No se -ni me interesa saber- que puede hacer la supuesta muerte, aunque si me gustaría saber el génesis que inventaron sobre este gran santo. Además con tantos santos que nadie pela ¿Para qué necesitamos otros tan naquitos?

Ya para rematar, en otra ocasión, me encontré con una chica en el metro que llevaba puesta una pulsera de LA SANTA MUERTE. No mamen, ¿Pero qué demonios le pasa al mundo? ¿Ya vendrá el apocalipsis y no he querido ver las señales o está aumentando la ignorancia en las personas y me he negado a aceptarlo? ¿Qué es lo que le ven? Yo sólo veo una figura de yeso, jajajaja, prefiero un juguete de pilas.

Total que saco mi mega celular y le tomé una foto a su pulsera.



Como pueden ver no se nota nada, pero les juro por la santa muerte que la pulsera era de la santa muerte. Además el metro estaba en movimiento y ya me tenía que bajar en la siguiente estación.

Bueno ya, nos vemos.

P.D. Este post no fue patrocinado por la santa (sic) muerte, pero si por el santo niño de atocha.

No es facil atinarle

Les presento un nuevo juego en donde las féminas comprobarán que no es muy fácil atinarle a la taza del baño.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Petición

A mi me gusta el yoghurt, pero ahora ya no sé cual comprarme, creo que ya ni sé cuál me gusta. Ahora hay unos para bajar de peso, para ir al baño, para la piel, para los deportistas, para los que no toman leche, para los que necesitan más calcio, para "compensar" y algunos otros tienen bificapsulas que ni sé para que es eso ni me interesa saberlo ¿Quién puede querer un yogurt con bolitas?, guacala, ¡por dios! ¡es sólo un yoghurt!

Llego a los refris de las tienditas y tiendotas y podría pasar horas ahí para al final elegir el de siempre o mejor una lechita Hershey's o algo.

Yo sólo quiero un yoghurt que sepa rico y mantenga mi pancita llena durante la mañana, ¿Eso será mucho pedir?

Danay

jueves, 4 de diciembre de 2008

Cita a ciegas


El arte de blogger ha generado que uno conozca personas de todo tipo y de diversos lugares, nuevos amigos gracias a los blogs es algo que se agradece pero que pocas veces lo pensamos.

Hoy he quedado con una chica, tenemos poco tiempo de conocernos virtualmente pero definitivamente es la onda. Ella escogió el lugar, la hora y el día. Sorprendentemente escogió el lugar y la hora que siempre uso (es el destino dirán unos). Ella llegaría con un objeto en la mano para que yo la reconociera, ya que ni por foto nos conocemos. Para mi, la reunión significaba conocer a alguien con quien pasarlo bien, pero conforme avanzaba el tiempo me ponía nervioso. Ya en el lugar me sentía muy estúpido, sobretodo porque sentía que no la reconocería, varias veces estuve a punto de preguntarle a chicas que también esperaban si se llamaban T.....

Al final no fue tan difícil reconocerla (llegó tarde, odio que lleguen tarde), nos fuimos del lugar, comimos, platicamos y prometimos volver hacer muy pronto.

Mmmmmmm, creo que el sentido que quería dar al post no me resultó. Lo que valió la pena es que se disculpara por llegar tarde, cuando me lo dijo la sentí sincera, le creí.

Calentamiento Global

Les dejo un excelente comercial referente a la protección del planeta (En México eso no es tema de importancia, pero si nuestro futbol).

El vídeo con mejor calidad lo puedes ver aquí.

martes, 2 de diciembre de 2008

Un día más


Lo único que sabía de la saga One More Day era la gran polémica que causó en EU después de su publicación. Hace unas horas terminé de leer el último número y final de la serie. Ya lo pensé mucho tiempo y aún no puedo llegar a una conclusión clara. Peter Parker decidió, junto con su esposa Mary Jane, sacrificar su amor, su matrimonio, su felicidad, con el fin de salvar la vida a la tía May.


En un verdadero acto de amor Mary Jane decide dar todo por la felicidad de su esposo, no duda, no teme, sabe muy bien lo que quiere. Mientras que la postura de Peter me termina pareciendo un tanto envidiosa, sus sentimientos ciegos hacia su tía le impiden ver cuanto esta dispuesta su esposa a sacrificarse. Spider quiere eliminar su sentimiento de culpa y con él desecha la que podría ser su hija y a la mujer que dice amar.

He leído una bella historia de amor. Un amor intenso, pero que no logro comprender o expresarlo al máximo. La explicación es simple, en el medio en el que hoy nos envolvemos, en una sociedad donde los valores cambian rápidamente y donde las expresiones de afecto y cariño adoptan formas distintas, en ese medio o en esta vida ya resulta sorprendente ver los sacrificios por otras personas. Pienso que haría en el lugar de Peter y me complico más al pensar que haría yo en el lugar de MJ. En otro momento de mi vida si haría (o hice) cosas sin dudarlo. Hoy... hoy tengo mucho que pensar.


Por cierto, la saga manda a la goma más de veinte años de historia de Spiderman. Pero eso a mí no me importó.

Sobre la música

Las canciones que han sufrido sobreexposición en el radio deberían ser prohibidas por los gobiernos del mundo. Podrían cambiarlas por canciones de la misma banda que sean igual de buenas pero menos conocidas.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Segundo aniversario del blog

¿Para que un Blog?

Un Blog realmente no es paras ser espiado, sino que es para mostrarse. El "mostrarse" como un fetiche, como algo que queremos hacer a escondidas sabiendo que cualquiera -conozcamos o no- pueda vernos, espiarnos, desnudarnos. Pues eso es lo que al final cuenta. Es lo que como humanos queremos, y más aún NECESITAMOS: hacer algo sin pasar desapercibidos.

Nuestra vida es un sistema Panóptico completo.

Los blogs son mirados y admirados, sin embargo no sabemos con certeza quienes o el lugar exacto de donde nos vigilan. Lo unico que tenemos en cuenta es que lo que se escribe está siendo leído y/o criticado. Por eso loq ue en verdad se escribe es una mentira, simplemente una fantasía. Nadie escribe en un blog buscando el desahogo, o la expresión más íntima de su ser.

Lo que se busca es la aceptación... el pasar y esperar q
ue todos se volteen. Esperar que lo que escribiste sea bueno, y que por supuesto sea RECONOCIDO.



Esa es la explicación de Valentina Salinas en su blog. Tal vez lo que más me ha llenado al hacer un blog es conocer a diversas personas, intercambiar puntos de vista y leer lo que otros quieren decirle al mundo. Seguir con el blog es ya un simple placer de saber que en alguna ocasión alguien se interesó por lo que hay aquí, que han regresado y que se quedaron para compartir. A todos gracias. Hoy no es la fecha exacta del aniversario, pero quería expresar mi felicidad.

Salud.

QVMT

La diversión regresa con los nuevos episodios de QVMT.



Nada como tener una cibernovia.