La imagen que ilustra este post refleja muy bien no solo mi vida, sino la mayoría de mi generación universitaria. Sin llegar a ser 100 personas, algunos sí se casaron y otros hasta tuvieron hijos, pero la mayoría no lo hizo. No entiendo sus razones, pero comprendo las mías y en caso de que sean las mismas tonterías que hay en mi cabeza, podría asegurar que entonces estoy en una generación jodida.