Fox nos había dicho que su gobierno terminaría con la corrupción, brindaría seguridad, resolvería inmediatamente el conflicto con la guerrilla zapatista, reformaría las finanzas del Estado, reinventaría la Constitución, daría pistas para los aviones, modernizaría el sector energético.
Pero no.
La alternancia fue la primera aportación de Fox a la maduración política de México. La segunda fue el desencanto. Gracias al desencanto, el país se encamina a la paciente y modesta tarea de vivir en el grisáceo océano de la democracia.