lunes, 13 de febrero de 2012

Las olas...

"...¿sería esto el final de la historia? ¿un suspiro? ¿un ultimo estremecimiento de la ola? ¿un hilo de agua que corre y va a morir al riachuelo? Dejadme tocar esta mesa colada delante de mi (así), a fin de recobrar la realidad presente. Un apardor cargado de alcuzas; un cesto de panecillos; una fuente de platanos: he aqui los objetos reconfortantes. Pero si no existen historias ¿dónde concluir, donde comenzar? Quizás la vida no es susceptible al tratamiento que le damos cuando intentamos describirla. Al permanecer despiertos hasta muy avanzada la noche, nos parece extraño no poder tener mayor control sobre las cosas. Las etiquetas no sirven de nada. La ola muere perdida en una grieta arida. Sentados en la soledad, nos creemos agotados; nuestras aguas apenas logran circundar debilmente las espinas del cardo marino; ni siquiera alcanzamos aquel guijarro colocado fuera del alcance de las ondas. Todo ha terminado, ya no somos más. Pero, esperad (mi espera duro toda la noche), de nuevo un impulso atraviesa nuestro ser; nos levantamos sacudimos una blanca melena; nos alzamos al asalto de la orilla y nada puede ya deternernos. Esto significa que me lave y me afeite, que tome mi desayuno solo, sin despertar a mi esposa, que me cale mi sombrero y que salí a la calle a ganarme el pan. El martes sucede al lunes..." Las Olas Virginia Woolf