sábado, 23 de enero de 2016

Que asco de vida

Hace tiempo, uno de mis vecinos con el que hablaba mucho se me declaró. Le rechacé de forma educada y me pidió que lo olvidásemos y quedar en buenos términos. Acepté. A partir de entonces me evitaba descaradamente, hablaba mal de mí a mis espaldas y me insultaba con indirectas. Hoy, después de mucho tiempo sin hablarnos, me he quedado encerrado con él en el ascensor.

Hoy, es la boda de mi hermana y mi exnovio. Los pillé en la cama cuando aún éramos pareja. No entienden por qué no he ido.

Hoy, vivo fuera de casa, a causa de mis estudios. Estoy tan mal de dinero, que le cojo champú a mi compañero de piso. Además, siempre le estoy cogiendo comida a escondidas. No vuelvo a casa hasta dentro de dos semanas y estoy de exámenes. Él se va ya a su casa y se lleva sus cosas. Supongo que me toca morirme de hambre.

Hace tiempo, mis compañeros de la universidad me consideran una auténtica vaga por levantarme todos los días entre las 11 y las 14 (voy de tardes), por mucho que les explique que yo estudio por la noche y suelo acostarme entre las 5 y las 7. Lo peor es que mis padres también y me han amenazado con dejar de pagarme los estudios.

Ayer, mi hermano estaba jugando al PlayStation 3, mientras cargaba el mando. Mi padre, pasó por donde estaba el cable del cargador, y al tropezar se cayó la consola y mi padre, que se torció el brazo. Mi hermano terminó en su habitación llorando a mares. No por nuestro padre, sino por la Playstation.

Hoy, después de que mi madre me pusiese de guarra para arriba al confesarle que no soy virgen a mis 19 años, mi hermano me ha defendido diciendo: "Claro, mamá, y a nosotros nos engendraste rezando". Mi padre tuvo que agarrarla porque lo quería estrangular.

La semana pasada, después de navidades, me puse muy enferma por comer tanto y me decidí a ir a urgencias. Al salir moribunda de casa en el chandal que llevaba puesto, no me puse bragas. Lo primero que me dijo el medico fue: "Bájate los pantalones, que te voy a pinchar".

Ayer, en mi primer día de trabajo en una nueva empresa, llamé a mi jefe "Mamá" delante de todo el mundo... hasta los muebles se rieron de mí.

Hoy, tengo un olfato muy desarrollado, tanto que ningún olor llega a desagradarme y consigo captar cosas que otros no pueden. Todo sería perfecto si no fuera porque llevo casi tres semanas sin ducharme ni salir de casa porque me encanta el olor de mi sudor. Estoy enferma.