lunes, 12 de septiembre de 2016

Como cachitos de papel

Aún no inventan la palabra que describa lo que es sentir tu mano contra la mía, el calor, el roce, el temblor en mi garganta. Pasar saliva sin poder hablar. 
Eres el primer sabor de un buen tinto, el recuerdo de cálido día nublado, la lluvia que me arrulla al dormir, el vapor del té de manzanilla. La infancia de tus ojos me hipnotiza, la fuerza de los míos me delata, quiero volverme el eco de tu risa, las horas que nos faltan. 
Mi rincón favorito es la comisura de tus labios, tu voz cuando hablas cosas que no entiendo, todo lo que te ha hecho daño. Vamos a juntar nuestros cristales rotos para que brillen con la luz del día en el que no necesitemos más que ser nosotros.