Acababa de romper con una chava a la que me planchaba y me traía babeando la acera; busqué un poco de desahogo en una casa de citas, para llegar a ella tuve que comprar el periódico ya que todos los que sabía de su existencia cerca de mi casa ya estaban clausurados; consulte como quién busca desesperadamente un empleo en la sección de clasificados.
La casa estaba a unas cuadras de La Villa, simpática paradoja. Llegué a aquel burdel donde francamente había mujeres que deprimían más mi estado de ánimo, una parecida a la Vitola pero en fea, otras que parecían que vendían gorditas de masa en el atrio de la Basílica, otras que parecían no bañarse, francamente para darles unos pesos y salir corriendo de ahí.
En la sala de espera estaba junto con algunos personajes muy pintorescos que van de desde un chofer de micro, un policía, un chavito de menos de 20 años, y un señor que admitía sus miserias sexuales diciendo: "Yo para que le hago de pedo si me tardo más en meterla que en venirme".
Viendo lo triste y patético del lugar y lo "selecto" de la compañía me disponía a salir de ahí lugar con la sensación de que no saciaría mi sed de venganza, iba a darle una propina al guarura de la puerta cuando de repente con un aura como el de las hadas de las caricaturas la vi bajar con un vestido transparente que simulaba la piel de algún felino pero a diferencia de las demás no se veía vulgar al contrario parecía no encajar en aquel lugar.
Me dispuse a "seleccionarla" y pasamos al cuarto que francamente era patético tenía unas sabanas de esas que echan chispas que parecían que no las lavaban desde "la última vez", unos cuadros que más que excitantes parecían extraídos de la grasienta pared de algún taller mecánico, la "almohada" si a eso se le puede llamar almohada tenía una funda que tenía más manteca que un comal de fritangas, la puerta no cerraba; pero entre tanta adversidad ella estaba y opacaba todo lo deprimente del lugar.
Ya acordamos el trato y nos dispusimos a pasar al acto, alguna otra ocasión que había estado en esta circunstancia de pagar por sexo siempre había percibido esa sensación de ausencia de la otra persona y hasta la mía ya que siempre pienso ¿qué hago tirando mi dinero a lo pendejo? Si le puedo hablar a cualquier amiga de la facultad comprar un pomo con la mitad del dinero y estar con ella hasta el amanecer, cachetarla y mandarla en taxi a la hora que se me antoje y de esta forma desahogarme.
Esta vez no la sentía ausente, había algún tipo de conexión que me hacía desconfiar, a lo mejor tenía alguna enfermedad y disfrutaba viendo como me la contagiaba, ¿era transexual? o ¿se estaban robando mi carro del año afuera de la casa? O ¿alguien entraría en ese momento y con precisión quirúrgica me extraerían un riñon para mandarlo al extranjero? Estaba tan a gusto que se me hizo sospechosa, pero su aura me bloqueó todos los malos pensamientos y como dirían las novelas de Corín Tellado "nos dispusimos a darle rienda suelta a nuestra pasión". Y si que lo hicimos-
Me quedé dormido, desperté y vi mi reloj, ya habían pasado más de 90 minutos y el servicio solamente duraba 40, de repente y pendejamente me comencé a revisar por si tenía alguna cicatriz, si no estaba mi cartera o mi reloj -ya había checado la hora- de pronto me voltee y la vi del otro lado de la cama observándome con una mirada que ni la mujer -supuestamente- más enamorada de mi me había lanzado y para acabarla de fregar me había tapado con su atuendofelina para que no me diera frio.
Nos vimos y comenzamos a platicar, tantas similitudes me parecían divinamente sospechosas, le pregunté que si tendría que pagar más por el tiempo que me quedé y con una pícara sonrisa me dijo que sí, eran según ella "cosas de la casa".
"Llamando, favor de bajar de la luna", dijo ella, ese chiste me hizo reír mucho. Comenzamos a platicar y me comentó que a ella le gustaba escribir, le gustaba la magia y que hasta la había ejercido un poco, yo le comenté que también me dedicaba a escribir y que era escéptico ante lo paranormal. Así estuvimos quien sabe cuanto tiempo hasta que por extrañas razones me dio un delicioso beso.
¿Qué no se supone que las putas no besan a sus clientes? ¿Qué querrá de mi? ¿Dios mio qué es esta extraña sensación por una del talón? ¿Virgencita de Guadalupe tu que está a unas cuadras líbrame de todo mal?
Estaba seguro de que había algo especial en ella que me hace sentir maripositas en el estómago y sentir que estas cosas no son casos de telenovela o de leyenda. Vivía una de mis fantasías.
Intercambiamos teléfonos, le di mi e-mail y ella me dio su verdadero nombre, le pusimos fecha y hora para el encuentro; sería en el Sanborns de la Fragua el miércoles siguiente a las 10 de la mañana. A la salida tuve que pagar lo que debía por el tiempo extra.
Esto al parecer va salir muy chingón será una experiencia que nunca olvidaría entre ella y yo hay una conexión y su halo me tiene muy apendejado. Nunca me imaginé sentirme así por una prostituta, ¿me veré muy patético si en su cumpleaños llegó a la Casa con un ramo de rosas? Siempre me imaginé que las del talón eran gandallas y sin sentimientos. Ella me hizo pensar lo contrario.
¡Chingada madre! Son las 12 am. Los guardias de Sanborns me ven con cara de que me voy a robar algo, ella no llega. Eso me pasa por confiar en una puta. Que su pinche halo se vaya al carajo, es igual de culera que las demás mujeres, sean o no. Voy a comprar el Universal para buscar un putero con putas que no me quieran ver la cara de pendejo.
Update .- Ella me hizo tragarme todas mis palabras. Ese mismo día llegué a mi casa y tenía un mensaje de que no había podido ir se disculpó y quedamos de vernos otro día. Ya llevamos más de 4 meses saliendo y cada vez que termino de hacer el amor la veo con ese halo que me vuelve loco, ella prefiere decir que tenemos pasión y dice que le gusto pero de amor nada. Qué demonios mientras ella me comparta su halo me vale madres que la relación sea solo física. Estoy enamorado de ella y ¿qué?
Update seis años después.- Hace cinco años que no la veo, su correo 'bomboncitolight@hotmail.com' está muerto. Yo aún uso la navaja suiza que me regaló.
Carlos Mendoza