viernes, 23 de noviembre de 2012

El último


EL ÚLTIMO

(transcripción de una conversación telefónica que tendrá lugar el 12-3-2019)

T. Cann: ¿Diga?
M. Zuckerberg: Hola, ¿el señor Cann?
T. Cann: Sí, soy yo.
M. Zuckerberg: Hola, soy Mark Zuckerberg, presidente de Facebook.
T. Cann: (suspiro de hartazgo)
M. Zuckerberg: ¿Qué tal se encuentra?
T. Cann: Bien…
M. Zuckerberg: Aquí en Palo Alto hace muy buen día, ¿qué tal el tiempo por allí?
T. Cann: Mira, Mark, ya sé por qué me llamas, así que puedes ahorrarte el hablar de chorradas.
M. Zuckerberg: Vale, vale. ¿Por qué no quieres hacerte un facebook?
T. Cann: Porque no. Ni me atrae, ni me interesa.
M. Zuckerberg: Pero eres el único habitante de la tierra sin facebook. Piensa que si te haces uno, el planeta alcanzaría la conectividad total, la globalidad absoluta.
T. Cann: Ya lo sé, pero es que no quiero.
M. Zuckerberg: ¿Cuánto quieres? Te puedo dar lo que pidas, ahora mismo mi fortuna ronda los 500 billones de eurólares.
T. Cann: Que no es por el dinero.
M. Zuckerberg: ¿Entonces por qué? Si el Facebook está muy bien, puedes añadir amigos… ¿No te gustaría poder retomar el contacto con tus compañeros del instituto?
T. Cann: No, si pierdes el contacto con alguien es precisamente porque no quieres ser su amigo.
M. Zuckerberg: Ya… Pero a tus amigos de verdad sí que los podrías tener, ver sus fotos…
T. Cann: Pensaba que la gente odiaba ir a casa de unos amigos y que empezaran a sacarte fotos de sus vacaciones.
M. Zuckerberg: Sí, eso es un coñazo… Pero en Facebook es diferente.
T. Cann: ¿Por qué?
M. Zuckerberg: Porque… Nuestro interfaz… Eh…
T. Cann: Lo siento Mark, pero no. Además tampoco me agrada la idea de que una web tenga datos personales sobre mí.
M. Zuckerberg: Por ahí sí que no paso. Facebook respeta la privacidad de las personas ante todo.
T. Cann: ¿Ah, sí? ¿Entonces cómo has conseguido mi móvil?
M. Zuckerberg: Eh… (silencio)
T. Cann: Mark, yo te entiendo, pero entiéndeme tú a mí.
M. Zuckerberg: Es que no puedo entenderte. Si no tienes Facebook ¿qué haces todo el día?
T. Cann: Pues leer libros, oír música, ir al cine…
M. Zuckerberg: No conozco ninguna de esas webs, pero seguro que no son tan completas como Facebook. Si hasta puedes tener una granja virtual y cultivarla.
T. Cann: La gente estudia para no tener que hacer trabajos como ese, ¿por qué iba a querer alguien hacerlo virtualmente?
M. Zuckerberg: Yo qué sé, por diversión. Facebook es divertidísimo. Hay muchos grupos tronchantes. Mira este: “Señoras que van por en medio de la acera y no se dejan adelantar fácilmente”.
T. Cann: Ya, es verdad que las señoras hacen eso, sí.
M. Zuckerberg: Pues de estos de señoras hay la tira. Y si te hacen gracia le das a “me gusta” y ya sigues a ese grupo.
T. Cann: ¿Y entonces qué?
M. Zuckerberg: ¿Cómo que “qué”?
T. Cann: Que me hago del grupo porque tiene un nombre gracioso, ahora qué pasa.
M. Zuckerberg: Pues nada, que ves miles de comentarios de otra gente diciendo “¡Es verdad!” “Sí, sí, sí” o “Jajajajaj”
T. Cann: Y eso mola por…
M. Zuckerberg: Ay, no sé. Igual no es la monda, pero al menos sientes que conectas con otra gente.
T. Cann: A mí es que eso no me gusta.
M. Zuckerberg: ¿Qué quieres decir con “no me gusta”?
T. Cann: Pues que no me gusta. Algo o te gusta o no te gusta. Siempre hay dos opciones.
M. Zuckerberg: No te sigo.
T. Cann: Vamos a ver, imagina que una cosa te gusta.
M. Zuckerberg: Hecho.
T. Cann: Ahora imagina que no te gusta.
M. Zuckerberg: No tengo ni pajolera idea de lo que estás hablando.
T. Cann: (suspiro) Bueno, Mark, que no voy a hacerme un Facebook.
M. Zuckerberg: Te equivocas.
T. Cann: ¿Qué?
M. Zuckerberg: Tarde o temprano te harás un Facebook. Cuando el resto de la humanidad sepa que solo quedas tú, harán presión, y no pararan hasta que te lo hagas. Te mandaran mensajes día y noche, seguirán todos tus movimientos y no querrás ni salir a la calle. Un infierno.
T. Cann: Eso no es un infierno.
M. Zuckerberg: ¿Ah, no? ¿Entonces qué es?
T. Cann: Es Facebook.
M. Zuckerberg: (cuelga)
T. Cann: ¿Mark? … ¿Mark? (cuelga)