viernes, 16 de noviembre de 2012

Miguel de Cervantes Saavedra hoy


EDITOR

Hola, Miguel, soy Pedro Fernández, editor de Publicaciones Atlas. Te escribo para decirte que hemos leído tu novela “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” y estamos muy interesados en publicarla. Nos parece que tiene varios elementos que podrían funcionar muy bien en las librerías. No es que vaya a convertirse en la novela más grande de la historia, pero creo que con algunos ajustes podríamos hacer de ella un producto rentable.

Lo primero que habría que cambiar sería el título, es muy poco atractivo. Cuando la gente lo vea en la librería tiene que querer comprarlo de inmediato. Yo te propongo llamarlo “Electric Quijote”, “Quijotex, encuentro final” o “KABOOM!!”. En cuanto a la portada, ya he encontrado un dibujante. Le he dicho que queremos un Quijote impactante. Que esté ciclado pero parezca vulnerable, que derroche sexualidad a la vez que ternura. Y por supuesto, que esté en lo alto de una montaña apuntando al cielo con una espada de la que sale un rayo que llega a las nubes.

Otra cosa importante, el protagonista es demasiado viejo. Es imposible que el público conecte con un señor tan mayor. Te propongo quitarle el “Don”, para darle un toque más desenfado, y convertirlo en un chico de entre 22 a 24 años (la edad que tú elijas). Así será mucho más atractivo para el público juvenil y podrás reescribir las escenas de acción dándole la agilidad propia de alguien que tiene esa edad.

En cuanto a la narrativa, es evidente que a la novela le falta dinamismo y frescura. No sé si debería ser más dinámicamente fresca o más refrescantemente dinámica. O igual es simplemente dinamizar un poco más el frescor hasta que la trama se refresque más dinámicamente. Bueno, ya sabes a qué me refiero.

El personaje de Sancho Panza me encanta, me parece muy divertido. Es feo, gordo, va en burro… Yo le pondría también acento andaluz, para acabar de rematar la faena. Por ejemplo, en lugar de decir: “Señor Quijote, esos no son gigantes, son molinos”, que diga: “Ezo no zon higantes, ome… Ezo zon un viaje molinoh…” ¿Ves como tiene mucha más gracia? Además, Sancho está al servicio del Quijote, tiene que ser andaluz por fuerza.

Hace falta una escena de cama con Dulcinea. No tiene que ser muy explícita, pero sí tórrida. Con un revolcón de un par de páginas bastará, pero la tensión sexual tiene que resolverse. De hecho, creo que este es uno de los mayores fallos de la novela, el no saber aprovechar la historia de amor. Pero tranquilo, he tenido una idea para introducir una trama romántica: Primero Quijote y Dulcinea se conocen, luego se enamoran, más tarde tienen una pelea, y cuando parece que ya no van a estar juntos… ¡Pam! Se reconcilian y acaban besándose bajo la lluvia. Esta trama es genial, porque a parte de ser original e inesperada, nos ayudaría a enganchar al público femenino, ya que las mujeres solo leen un libro si tiene romance.

La frase más importante de una novela es la primera. Te lo digo porque al leer “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…” me di cuenta de que era algo que desconocías. Es muy poco comercial, si alguien la leyera pensaría: “Si no quiere acordarse es porque seguro que pasó algo malo. No quiero leer un libro de cosas malas, quiero cosas buenas, porque bueno es mejor que malo”. ¿Entiendes? Tienes que cambiarla, y procura que la nueva frase contenga las palabras “felicidad”, “armonía” y “supersexy”, son sinónimo de éxito.

Necesitamos introducir product placement en la novela. Siempre que Quijote llegue a una venta, tiene que pedir Queso Hermanos Martín, seguro que nos dan un pastón. Y pon que Dulcinea siempre viste de Angelo De Lucci, he oído que es el diseñador que más paga por este tipo de cosas. Además, Quijote debe ir al menos una vez a Villajoyosa y comprarse una cacatúa, mi cuñado va a abrir una pajarería allí y sería muy buena publicidad. Él no pagaría nada, pero bueno, en esta vida no todo es ganar dinero.

Otro tema importante es la localización. Castilla es un lugar muy feo y aburrido. El lector se imagina el paisaje, ve que es un páramo, se aburre, y deja de leer. La acción debe trascurrir en un lugar espectacular, vistoso y llamativo. La historia principal de la novela no tiene mucho interés, pero si transcurre en un sitio chulo, el lector no se dará cuenta. Yo te propongo algo tipo Nueva York o Londres. O si quieres mantener los paisajes desérticos, en Marte, seguro que allí Quijote podría vivir aventuras mucho más sorprendentes. Y también dinámicas.

Me ha dicho un pajarito que eres manco. Creo que esto habría que aprovecharlo al máximo en la foto de la contraportada. Cuando te la hagas no escondas que te falta un brazo, hazlo muy evidente. Te dará un aire muy interesante, como de artista atormentado. Esto a la gente le encanta. Además podrías ponerte un parche en el ojo, y para rematar un loro en el hombro. Yo me encargo de conseguirte uno, mi cuñado tiene pajarerías, te lo dejará muy barato.

Finalmente, el lenguaje de los personajes es demasiado elevado. “Vuestras mercedes” “alborozar” “lleváronle” “facer” “malandanzas”, etc… Sé que lo que voy a decir es lo que siempre dice un directivo encargado de publicar una obra creativa, pero aun así lo diré: “Esto tiene que entenderlo hasta mi madre”. Es así, y tu novela está llena de palabras raras que la gente normal no usa. Que yo las entiendo, pero el ciudadano medio no, porque es muy tonto. Hay crear obras que sean lo más simples posibles, es la única manera de que algo triunfe. Si mantienes el lenguaje florido, te aseguro que una novela así jamás de los jamases interesará a nadie.

Bueno, Miguel, pues estas era las únicas cosillas que creo que deberías modificar. El resto lo veo bien. Esperamos que hagas los cambios pronto y podamos lanzar tu novela en navidades, que con el rollo de los regalos se vende mucho más. Un abrazo.