lunes, 9 de marzo de 2015

2015

Ya estamos en Marzo del 2015 y eso me hace pensar: qué rápido se va la vida. Hace cinco años estaba metidísimo en un proyecto para el gobierno, fuck, para el gomierdo. (Salió increíblemente mejor de lo que esperaba.) Y hace diez trabajaba, entre muchas otras cosas, empresas de telecomunicación. Controlaba personal y los regañaba como si se trataran de niños que no quieren trabajar (No salió tan bien como esperaba). Hace quince años me intrigaba el cambio de siglo  y tenía mis dudas sobre qué tan malvado resultaría el Y2K. Hace 20 años escuchaba obsesivamente esta canción, el internet era un sueño mariguano de la ciencia ficción, las Torres Gemelas aún existían, el PRI estaba en el poder… bueeeeno.
20 años parece una cantidad estúpida de tiempo, sobre todo si quien lee esto es veintiañero. En realidad no lo es. Cuando decimos que los años pasan “en un abrir y cerrar de ojos”, lo que estamos haciendo es reconocer que el tiempo nos acaba de caer de golpe como una xodida tonelada de ladrillos. Nadie ha capturado mejor esta sensación que Pink Floyd:
And then the one day you find
Ten years have got behind you
No one told you when to run
You missed the starting gun
Nosotros los Cancer nacemos en una época del año algo aburrida, entre el 21 de junio y el 20 de julio. Así, nuestro cumpleaños suele caer en fechas de flojera, en donde se supone que Todos andan paseando por el mundo ya que son vacaciones. En consecuencia hay muchos humanos en lugares bonitos y eso suele ser insufrible.
Para este mes la mayoría no recuerda lo que se prometió a principios de año, ya saben, esa marea de propósitos, deseos, planes y falsas felicitaciones (“¿La pasaste bien?” es la extraña pregunta repetitiva en estas fechas, como si existiera una ansiedad incrustada, una necesidad intrínseca de tranquilidad con una pregunta prefabricada que inevitablemente lleva a una respuesta prefabricada: “LA PASÉ MUY BIEN”). Me gusta más marzo que Enero y Diciembre donde todo mundo parece muy apurado por darle al año nuevo lo que se merece (membresía de gimnasio, check; dieta de la Luna,check; limpieza de clóset, check), pero sabemos muy bien que es una sensación que inevitablemente será engullida por la rutina y la cruda realidad de los días moviéndose hacia adelante. The days run away like wild horses over the hills, diría Bukowski.
Pronto será mi cumpleaños, el cual nunca lo he asumido como días de gozo, en realidad me recuerda que somos un año más viejos y, por supuesto, que estamos un poco más cerca de la muerte. Podemos morir en cualquier momento, claro, pues la muerte no manda citatorios ni envía notificaciones al teléfono. Simplemente sucede. Sin embargo, caer en cuenta de que eres “un año más viejo” inevitablemente te hace pensar en cosas no muy agradables como la vejez o la muerte. Eso sí, lo encantador de los cumpleaños es que son recordatorios necróticos envueltos en alguno que otro regalo.
Y así… así va mi año.

A.C.