viernes, 6 de marzo de 2015

Sobre la lectura


Toda mi existencia me he cuestionado sobre la razón de la vida, de qué hacemos en éste mundo y si tenemos un fin último sobre lo que queremos alcanzar. Estoy lleno de esa literatura sobre el tema, principalmente de los llamados poetas malditos. Atrás quedaron los grandes debates que tenía con maestros y amigos al respecto. Vaya que los extraño.

Hoy, hoy todo se ha simplificado. Las pláticas son sobre familia, trabajo, deportes y alguna otra banalidad. No creo hacerlo mal, se el tipo de cosas que le importan al vulgo y sólo sigo la corriente. En ocasiones hasta me llego a divertir. Hace mucho que aprendí de que de mis temas no se debe de hablar, esas cosas con extrañas y espantan a la mayoría, así que me dedico a fingir que los programas de la tele me trasmiten algo más que vomito. 


Hoy he tenido una plática interesante con mi jefe, me toman en cuenta para que desarrolle tácticas que motiven a los alumnos a leer más. Me he ganado la fama de ser un gran motivador en los jóvenes, supongo que eso es un gran castigo para mí, ya que les digo su triste realidad y todo lo patético que están haciendo con su vida. Pero me lo toman como ironía y humor, y entonces me consideran gracioso cuando en realidad les estoy advirtiendo de frente y sin máscaras.

Mi nueva misión es crear un plan en el cual el alumno disfrute leyendo. ¿Cómo voy a lograr que un adolescente quiera leer, cuando no soy ni capaz de que una adorable chica vea que soy una mínima opción viable? Leer es un proceso de larga duración que no se puede fomentar de la noche a la mañana en chicos que no saben ni leer la caja de cereal. Así que los próximos meses estaré perdiendo mi tiempo en un proyecto que fracasará rotundamente.

Por lo pronto me voy a tomar una cerveza, que es lo único en lo que pensaba mientras mi jefe me hablaba. Solo así, la vida es medianamente soportable. 

A.C.