viernes, 4 de junio de 2010

Odio tanto que...

Algo en especial odio y eso es La “Z” y todo lo que ello implica, desde la porquería de música que tocan (si es que se le puede llamar música), hasta los locutores semianalfabetas que por ahí desfilan (normalmente más guarros que el público al que se dirigen). Mi hipótesis es que escuchar esta peculiar estación de radio atrofia el cerebro, destroza los nervios, y por ello los choferes de peseras son unos trogloditas (se aceptan becas para llevar a cabo un estudio y demostrarlo).