viernes, 7 de diciembre de 2012

Despedida


Para cuando leas esto quizás sea tarde, hoy he descubierto cómo acabar con mi agonía... Espero que algún día me perdones, tomaste tu decisión y ahora yo tomo la mía... Sin embargo no me odies, es preciso que lo haga para liberarme del dolor que me mantiene cautivo... Mas no te preocupes, el mundo entenderá por qué lo hago cuando les explique el verdadero motivo.

Antes, permíteme recordar algunos momentos vividos que parecían tan reales... Te recuerdo diciéndome amarme demasiado, aunque claro, al final solo resultaron siendo palabras banales... ¿Recuerdas aquella noche cuando con el corazón abierto te pedí que no me lastimes?... Prometiste que jamás lo harías y lo sellaste con uno de esos suspiros sublimes.

No voy a recordarte cómo es que todo terminó, el desenlace lo conoces a la perfección... Y aunque no existe lógica que explique cómo el amor murió, te has ido dejándome una enorme desolación... Puede que no te importe en absoluto, asumo que siempre fue así y no tendría por qué ser diferente ahora... El alma se me hace trizas en silencio y mi corazón te llora.

Hubiera hecho lo imposible sin tan solo lo quisieras... pero metiste tu mano desnuda en mi pecho, tomaste mi corazón con toda tu fuerza y sin piedad lo arrancaste aun cuando en brutal agonía te supliqué que no lo hicieras... Si te lo pregunto, me jurarás que si me amaste... Debes saber que si me hubieras amado, nunca habrías roto la promesa que me juraste.

Las sombras sangran a través de la luz, los segundos se hacen eternos y me gritan tu nombre... Cuando caiga la noche derramaré mi última lágrima, con una copa de vino en la mano lloraré lágrimas de hombre... Quizá te vuelva a ver, la vida siempre juega a contrariarte... Pero el momento ha llegado, entiéndeme que para seguir viviendo solo me queda olvidarte.