miércoles, 10 de enero de 2007

Atlantis (Diálogos de lavadero III-08/04/05)



¿Qué es lo que vamos a ver a un museo?

¿Qué es lo que nos detiene a contemplar un objeto por unos instantes? Aunque a temprana edad me habían dicho que la simetría era la causante de que un objeto fuera agradable a la vista, poco puedo creer al respecto. La mayoría de los museos que he visitado es porque algún elemento externo me ha obligado a ir. Desde maestros que no tienen idea de lo cansado que resulta para un infante la visita a un museo, hasta las chicas que con su afán de querer impresionar sugieren la necesidad de visitar un museo.

Hoy en día, ante la posibilidad de ir a donde me de la gana, he logrado recorrer algún museo por el simple deseo de hacerlo, es entonces cuando disfruto más del lugar, ya que no tengo que toparme con una infinidad de individuos que se ven obligados a asistir por simple recomendación u obligación.

Es notorio que los museos están cada vez más vacíos, no por falta de obras o incapacidad de talento, simplemente no existe el elemento atrayente capaz de hacer voltear y capturar al chico que lleva su playera americanista o a la joven que intenta leer su TV y novelas.

La cultura se dirige al olvido, todos tienen algo que decir y expresar, pero nadie tiene tiempo de escucharlos, nadie se brinda un momento para hablar, sentir, escuchar u observar. Sin embargo me llena de gracia como infinidad de personas van contemplando su celular, aprietan uno y otro botón, esperando un nuevo mensaje, una llamada especial o algo que los entretenga, total la mugrosa maquinita les exprime tanto dinero que desean sacarle el mejor provecho posible.

En ocasiones he intentado tratar de entender a esas parejas que en su clímax, interrumpen su plática para que ambos, juntos, unidos, vean el celular de uno de ellos con el fin de empezar a disfrutar el momento. La sincronía es perfecta, uno sostiene el celular y aprieta sus teclas mientras que el otro lo observa maravillado. Posiblemente se pregunten sobre el funcionamiento del aparato y la complejidad de las telecomunicaciones y no estén intentando poner la canción de Rebelde como sonido predeterminado, como la mayoría de las veces lo he pensado.

Afortunadamente nuestras autoridades han decidido darnos cada vez más opciones de cultura y expresión artística, de tal manera que prácticamente ya casi todas las estaciones del metro[1] tienen pequeños vitrales en donde uno puede disfrutar de diversas exposiciones. Debo de reconocer que este hecho no es nuevo, pero si me ha sorprendido la cantidad de gente que se detiene a observar estas exposiciones.

Sin embargo, nunca había visto tanta gente concentrada en un lugar como en la pequeña exposición del metro Guerrero. Con ya un mes de duración, no hay día, ni hora, en que un gran número de gente se detenga a observar lo allí presentado. Me atrevo a confesar que después de la exposición Faraón, esta es la más concurrida. El tema "El Luchador Atlantis y su trayectoria", uno puede ver carteles, mascaras y la ropa original que usa nuestro héroe y por si fuera poco el pasado 19 de julio el mismísimo luchador se presentó en el metro para beneplácito de sus seguidores (ya no puedo esperar a que hagan una exposición de Memin).

Así que ya lo saben, si aun no han visto la mascara de Atlantis de cerca o nunca se han subido al metro por asco aun están a tiempo y no dejen de invitar a parientes.


¡Salud!
Angel Caido

ADVERTENCIA: Enfrente de esta exposición hay otra sobre música, esa nadie la pela, no se acerquen, no querrán hacer el ridículo.

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[1] Y Dios quiera que próximamente también en el Metrobus.