viernes, 24 de agosto de 2007

Sobre el amor


Me gusta la canción de Invincible de Muse hasta la náusea. Hoy vi a un amigo de la infancia y hace siete años (sí, yo tenía 20) quería casarme con él, soñaba que éramos el uno para la otra y que seríamos muy felices, con pequeños hijitos miopes de cabellos hirsutos y narices perfectas (sacarían mis ojos, nuestro cabello y su nariz). Fue la primera vez que me enamoré sin esperanza y juré que nunca volvería a hacerlo. Cierto es que después de eso, he batallado un poco para dejarme caer de bruces en los brazos de Eros y que por lo general mantengo un estricto freno sobre mis sentimientos que la humanidad entera suele tachar de "cabronez". I don't mind.
Es sumamente triste darte cuenta de que alguien es tan perfecto que te duele verlo, que te duele saber que existe. Llegué a mi casa con los ojos anegados (o sea, hasta el full) en lágrimas y dispuesta a terminar para siempre con tal amistad. Y no, no es la posición de la amiga que se deja tratar como basura para estar al lado del fulanito al menos. Eso no me funciona, al menos no a mí. A veces, pasa que te enamoras sin pensar, que te das cuenta de que esa persona es todo lo que has estado buscando y sabes que tú eres lo que esa persona busca. Entonces te paniqueas, mandas todo al diablo y finges demencia. Das por terminada la amistad y te dedicas a los amores baratos: en una de esas te encuentras con un amor del bueno y dejas tu obsesión por el amor perfecto y las almas gemelas de lado. Y eres razonablemente feliz. No conoces el éxtasis, pero sobrevives cada día y son más los días que estás alegre que los días que te sientes miserable, consiguiendo reducir esto últimos a un par de episodios mensuales.
Y olvidas, olvidas que conociste esa clase de amor. Te vas fincando relaciones, amistades, noviazgos y lo-que-sea. No importa mucho, al menos no debe importar, porque finalmente no buscas un amor a posteridad, te conformas quizá con un poco de compañía... conoces gente maravillosa en el proceso y sigues sola. Porque los que realmente te llenan están lejos o porque los que quieren contigo te causan bostezos de sólo pensar en ellos. Luego llega un correo y un mensaje instantáneo. De pronto es una llamada y sin pensarlo, reanudas una amistad después de lo que parecen varios siglos. Y algo en ti te dice que no, que no debes salir con él, que sólo será peor. Pero vas, una y otra vez y cada vez te sientes peor. Cada vez compruebas más cuán enamorada estuviste de él, que doloroso es saber que no existes. Que en tu alma no ha caducado la absurda alegría que te daba tomar su mano. Lloras y te dices "es sólo la impresión, es que estoy sola". No importan las mentiras que te digas para ser feliz: en el fondo tú sabes muy bien, que esa amistad, tiene que terminar. Ya.
Dr. Ash