martes, 10 de junio de 2008

CUERPOS

Quedan los cuerpos en la orilla;

no en la orilla del lago ni de la ciudad que empalidece.

Quedan en mi orilla, en una arista de mi piel,

en donde empiezan a alcoholizarse mis límites.



Allá van, aquí, tan cerca.

Navegan sin oriente, blandos, con ojos extenuados.

Rondan, se sumergen, flotan, casi aúllan.

[¿sabes cómo aúllan los cuerpos cuando se alejan de

los acantilados?]



Vienen hacia lo lejos;

son distancia.

Pura lejanía, brillo opaco.

Cuerpos ebrios que reptan por su sangre.



Quedan sombras humedecidas, noches largas,

hambre de repartir besos con las puntas de los dedos,

y un aullido-beso-labio que estalla en innúmeras rodajas.



Filiberto Cruz Obregón

Tuxtla Gutiérrez, 23 de mayo de 2008