viernes, 28 de mayo de 2010

Enamorado

El otro día platiqué brevemente con la mujer más hermosa del mundo. Le pedí la hora. Eran las 2 y ella me dijo que eran las 3...

Actuamos como si fueran las tres, yo le dije que era probable que todos los relojes del mundo estaban mal y ahí terminó la charla, al parecer era mucho más importante lo que el mamadito con el cabello relamido tenía que decirle.