lunes, 10 de mayo de 2010

Te quiero

Muchas personas me han catalogado como “insensible” y de ahí no me quieren sacar. Dicen que no tengo escrúpulos ni sentimientos, que carezco de corazón, que todo me vale madre, y que nada me importa (que no es lo mismo pero es igual) cada vez que tienen oportunidad.

Generalmente esto me chupa un huevo, y siendo honestos, a veces tres. Últimamente no. Me ha generado, de hecho, un tanto de frustración y desesperación acompañada de extrañeza. No sé qué hacer, no sé qué hacer porque de hecho soy muy sensible y porque de hecho hay gente a la que quiero así bien masivo. Y cuando digo así bien masivo, lo digo en serio.

Eso de “te quiero” no acostumbro decirlo con regularidad ni a mis mejores amistades, no porque no las quiera, ni mucho menos, es sólo que no me nace, o no me sale, o no me da la gana sencillamente. ¿Han notado el automatismo y la ligereza con la que ahora todos dicen “te quiero”, “te amo”, “te necesito”? Desapruebo completamente esa conducta y la evito al máximo en mi persona.

Cuando digo “te quiero” me gusta sentirlo de verdad, me gusta decirlo porque quiero decirlo y porque es cierto. Me gusta que ese par de palabras tenga un valor genuino y no se pierda en el mar de la cotidianidad, el compromiso, y las palabras repetitivas que no significan nada. No sé, yo soy de la idea de que esas frases deberían cotizarse y darse su lugar, no andar por ahí ofreciendo las bragas como unas putas.

Y así.

Sucede que últimamente me ha nacido decirle te quiero a alguien a quien quiero y eso he hecho, pero no me cree. No sé si no me cree porque soy yo (y yo no quiero a nadie), o porque soy una persona (y las personas prostituyen a las palabras), o porque soy las dos cosas (lo cual es muy probable porque ciertamente soy una persona y en efecto soy yo), y en las tres salgo perdiendo injustamente. ¿Entienden mi frustración? Ya sé que no pero asientan con la cabeza y digan whiskey.

Creo que más allá de seguir diciendo lo que me nace cuando me nace, no hay mucho que hacer. Las personas se crean un concepto de ti y es difícil luchar contra eso. Siempre habrá gente que me vea como un ser inerte, frío, incapaz de sentir. Y es su problema.

He aquí una persona con un rico mundo interior que siente las cosas a flor de piel pero los demás no se dan cuenta. Será que cierran los ojos para no verlo.

Es la ceguera colectiva.