lunes, 6 de junio de 2011

Odio tanto que

Ayer vino a mi lugar mi amiguita Molly a decirme que entre ella y sus cuatitos de trabajo hicieron cálculos de cuánto me gasto en taxis al mes. el resultado: 6,000 pesos. Luego me dijo que no mamara y contratara un chofer. La neta es que odio los autos, me caga el pinche tráfico y creo que a todo mundo le parece bien sencillo comprarse un auto y sumarse a la gigantesca alfombra motriz que tanto nos desespera en las mañanas. Not exactly my cup o’tea, darling.

Una de las cosas más cagantes relacionadas con autos son los valet parking. Neta que son una especie que merece la extinción. Son pendejitos de 40 años que no han hecho nada de sus vidas y nunca harán nada. les vale verga el vehículo y el dueño. ¿Por qué putas la gente paga para que un macaco se meta en su Chevy y lo vaya a dejar a cuatro cuadras donde, probablemente, le roben las cosas? Ah, claro… Ellos no se hacen responsables.

El Valet Parking es una mamada, y se echa un tiro con los cabrones que ponen sus pinchurrientos huacales en la calle y se ponen todos como gallinas descabezadas si alguien les dice que el pavimento no es de su propiedad. Ese es uno de tantos males que son generados por la venta/compra indiscriminada de autos.

Un auto me hace sentir que le estoy dando de comer a gente que me parece innecesaria: el mecánico que más bien ayuda a deteriorar el coche, los cabrones de la verificación, los viene-viene (que en la mamada esa de Chilango les parecen una lindura folclórica del DF), los seguros, bla, bla, bla… Fuck them. Ya quiero que llegue el día en el que el tránsito sea un virus que haya que erradicar. Seguro pasará.